ENTREVISTA A MARCO SCOTINI

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Proa21 presenta, hasta julio de este año, “Archivo de la desobediencia (la calle)”. Curada por Marco Scotini, la muestra reúne 36 obras en video de artistas y colectivos internacionales, organizadas en un ciclo de tres etapas, con doce videos en cada una que se renuevan periódicamente. En cada etapa se despliega un recorrido simultáneamente a través de los cuatro ejes temáticos que estructuran el proyecto: desobediencia de género, comunidades insurgentes, ecologías radicales y activismo de la diáspora. 1m5834

Archivo. A izq.: un archivo pensado para todos, en Proa21, en La Boca. A der: el curador de la muestra, el milanés Marco Scotini. Foto: GENTILEZA PROA21

La calle toma por asalto la sala de Proa21 en la Vuelta de Rocha. La Boca rebelde nacida de los anarquistas y socialistas vuelve a recibir los discursos desobedientes que los distintos activismos artísticos mundiales producen en tiempo real y que el crítico Marco Scotini mapeó en estos veinte años en el Archivo de la desobediencia. En la llave de Jacques Derrida, que juzgaba la calidad de la democracia por el y uso comunitario de los archivos, este curador milanés sostiene y agranda el campo de acción de un atlas móvil de la resistencia y usina de la contrainformación. Territorios de sentido, intervenciones poéticas-políticas que resisten las formas y los programas, y que no se agotan sino que siguen instigando subversivos, memoria en lucha, en el espacio público, las estrategias “de los que hacen la diferencia, porque ellos son la diferencia”.  

“Traer el Archivo de la desobediencia a la Argentina por primera vez cierra el círculo. Al mismo tiempo, creo que la Argentina está en una situación muy interesante en este momento, política y socialmente. Y realmente este archivo puede hablarle a la gente. El archivo está pensado para todos. No hay un público especializado para el archivo, también porque está verdaderamente abierto a programas sociales, no solo estéticos, por lo que no es solo para el público del arte clásico. Y está concebido como una guía de para la geopolítica contemporánea, las formas de resistencia, las formas de acción y la política. Al mismo tiempo se pretende que sea un conjunto de herramientas, de instrumentos, que puedan ser utilizados frente a las hegemonías y biopoderes presentes y virtuales”, bosqueja Scotini, quien se inspiró en los activismos artísticos argentinos hacia 2005 con las realizaciones de colectivos como el GAC –Grupo de Arte Callejero– y Etcétera/Movimiento Internacional Errorista, ambos convocados con “Ministerio del Control. Plan Nacional de Desalojo; Shopping para artistas; Desalojarte en progresión; Invasión; Poema visual para escaleras-Estación de Lanús; Aquí Viven Genocidas” (2001- 2003) y “Fake News-El club del helicóptero” (2017) respectivamente. La primera exposición de Disobedience Archive, en Berlín, ya contaba con la sección “l’Argentina Fabrica Social”, con varios de los grupos locales que habían surgido en la multiplicación y vitalidad de las influyentes acciones de activismos artísticos de fines de los noventa en protestas piqueteras, escraches a genocidas, apropiadores y represores, y en la revuelta popular de 2001-2002. 

Archivo móvil y mutante. En la versión de Buenos Aires de estos archivos en pugna, que recrea en la disposición de sala la calle, en el diseño expositivo de Adrian Balseca –colaborador en el montaje del archivo en la Bienal de Venecia del año pasado–, se presentan en constante rotación treinta y seis audiovisuales urgentes, y que se proyectan en tandas de doce. “Activismo en la diáspora” aborda los procesos migratorios transnacionales; “Desobediencia de género” está orientado a la ruptura del binarismo heterosexual y patriarcal; “Ecologías radicales”, anuncia la opción de un futuro verde y solidario; y “Comunidades insurgentes” propone la lucha por la libertad no capitalista y rizomática. Seba Calfuqueo, María Galindo, Pedro Lemebel y Daniela Ortiz, algunos nombres latinoamericanas en exposición, y que son una cata potente de las más de 150 activistas del mundo que Scotoni fue compilando en “la nube”, espacio digital y voluble del fondo audiovisual de Disobedience Archive. 

”Que va cambiando, y cada vez que piso otros países, se incrementa y actualiza”, señala el milanés que llegó a veinte naciones con este Arhivo de la desobediencia, la anterior la Bienal de Estambul, y agrega, “Hay algunos artistas que han formado parte de él desde el inicio, mantienen la misma película, pero otros tienen más películas y las voy sumando. U otros vienen con los mismos materiales, pero editados de manera diferente. Esta es en mi concepción de la condición del archivo contemporáneo, porque si yo propusiera un archivo clásico en el que hay un lugar cerrado, hay una propiedad del archivo, o autorías restrictivas,  en mi opinión no hay una idea clara del archivo contemporáneo. Aquel además pensado en levantar un espacio político y social cada vez que se lo expone, lo cual no sería lo mismo si fuera online, algo que me han solicitado a menudo”, indica el director del Departamento de Artes Visuales de la NABA-Nuova Accademia di Belle Arti de Milán y Roma, y reconocido curador que viene de la aclamada “Censored: An ongoing archive of silenced voices”, en Laveronica Arte Contemporanea de Modica.

Gramática de la protesta. Fuertemente la curaduría tiene influencias de la filosofía política de los pensadores italianos de la democracia dinámica, supranacional y multitudinaria, Toni Negri, Maurizio Lazzarato y Paolo Virno los más reconocidos en nuestro ámbito, y en un mundo que transformó las condiciones de trabajo, y según Scotoni “presuponía estéticas de las cuales sus componentes no son inmediatamente estéticos sino comunicativos. Para la realidad del ‘dinero hablador’, que coloniza las prácticas sociales, había que cambiar la óptica ”. 

Dinamitando la figura del artista comprometido, o el intelectual orgánico, asegura el curador que “la estructura de la desobediencia no es la de una exposición clásica, de artistas y su obra colgados, y, en cambio, se presupone una máquina de pensar de múltiples entradas, sin orden cronológico, ni anclada en el fichaje archivístico represivo de la modernidad. Aquí despliego una obra al lado de otra, dispuestas horizontalmente, con distintas duraciones,  y por lo tanto, por así decirlo, lo que ocurre es que el espectador tiene que elegir más que autores a distintas agendas. Hay una necesidad de hacer una selección, y eso significa que el espectador se ve obligado a ser un sujeto activo, que comparte con los demás ciertas condiciones que el archivo conjetura y promueve en tanto cambio social”. En coincidencia con Marcelo Expósito, crítico cultural español también presente en la muestra y quien entrevistó a Marco Scotoni en el ciclo anual de Proa “Arte de Cámara”, esta valencia es central, y define a los activismos artísticos, que sorteando el improbable binomio arte y política, producen política en el acto. En Argentina sobran los ejemplos con el GAC, Erroristas, TPS e Iconoclasistas, por citar, de que en el mismo hacer, sacando al asfalto las experimentaciones artísticas allende de las instituciones y las tendencias, instituyeron la socialización y proliferación de la novedosa gramática de la protesta actual.  

Democracia después de la nevada. “El Archivo de la desobediencia ha pasado por museos e instituciones muy importantes en Londres, Boston, Turín y Eindhoven. Y en estas décadas hemos visto la progresiva captura neoliberal de la política, del arte, de los artistas y eso nos hizo repensar la institución. Recapitulando, introducir en una institución algo que chocaba con ella significaba empezar a cuestionar la institución, y pensar en lo que se llama una istituzione costituente –institución constituyente–, que fabrica sentido desde adentro hacia afuera, que no puede separar la emancipación estética de la emancipación social, y que desobedece los recientes colonialismos violentos de la extrema derecha. Es decir, la desobediencia es la calle, pero elige el museo”, y apunta en este sentido Scotini los casos de los norteamericanos de Strike MoMA o los ecologistas europeos de Extinction Rebellion, “que eligen el museo como campo de batalla”. Y contrapone el curador invitado por Proa a las manifestaciones desobedientes del archivo que “trabajan el objetivo de la representación, pero al mismo tiempo reformulan cómo lo presentan y cómo se representan a sí mismos” frente al “arte decorativo e irreflexivo” del “perimido mundo del arte”.

Entre paréntesis, “la calle” es el subtítulo de la exposición que “llama a la democracia emancipatoria y global que nada tiene que ver con la capitalista y parlamentaria”, refuerza Marco Scotini, y por primera vez, deja ver sus ojos escondidos en infaltables anteojos oscuros. En Lima, 1925, José Carlos Mariátegui, pensador radical de las izquierdas aún por dimensionar y apropiar en los movimientos anticapitalistas globales, en la no distinción de las fronteras del arte y la política, clamaba, “La calle, ese personaje anónimo tentacular que la torre de marfil y sus macilentos hierofantes ignoran y desdeñan. La calle, o sea el vulgo; o sea, la muchedumbre. La calle, cauce proceloso de la vida, del dolor, del placer, del bien y del mal” La calle anda diciendo.

 

Ficha técnica

Archivo de la desobediencia (la calle)

Curaduría de Marco Scotini

Hasta julio de 2025

PROA21. Avenida Pedro de Mendoza 2073. 

La Boca.