El lunes pasado se dio a conocer un operativo policial en Valencia en el que se incautaron 41 obras pictóricas falsificadas que tenían como destino una subasta. Los cuadros eran copia de obras de distintos pintores, entre otros Federico de Madrazo, Joaquín Sorolla, Ignacio Zuloaga, Antonio Saura, Antoni Clavé, Antonio Gisbert Pérez, Salvador Dalí (1904-1989) y Andy Warhol. El valor total de las piezas si sus firmas fueran originales supera los 1,2 millones de euros.
El análisis de lo secuestrado arroja tres obras falsas de Salvador Dalí y 14 de Andy Warhol, como el rostro de Mao Zedong. El propietario del lote adujo que compró de buena fe todas las obras durante los últimos 50 años, mientras que el galerista al que encargó la venta fue el que denunció la inminente estafa al comprobar la falsedad de cada objeto. Según las autoridades, este delito ocupa el cuarto o quinto lugar en generación de dinero ilegal a nivel mundial, después de las armas, la droga, la prostitución y los delitos tecnológicos.
Tal vez Dalí, en un gesto predictivo fantasmal, anunció esto en otro punto del planeta. Desde el 16 de mayo pasado y hasta el 17 de septiembre, en el Museo Internacional del Ba-rroco en la ciudad de Puebla, México, está disponible la muestra Desafío Dalí. Se trata de una experiencia inmersiva que ya tocó ciudades de España y Brasil.
Con el aval de la Fundación Gala-Salvador Dalí, la muestra opera sobre sesenta obras digitalizadas, las que se reproducen con realidad aumentada (pinturas 3D con visores individuales), proyecciones 360°, en pantallas gigantes, también en video y micromapping. En poco más de una hora, con guía de audio remoto, el público accede a infografías sobre la vida del artista, incluyendo detalles sobre el movimiento surrealista y detalles sobre sus trabajos en cine, publicidad y joyería.
Como renegara Sergei M. Eisenstein del calor mexicano, con el que era imposible siquiera pensar; se ajudica a Dalí una frase que esta exposición traiciona: “De ninguna manera volveré a México. No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas”. En paralelo, la realidad acerca al mismísimo Dalí de otra manera, en este caso a través de un libro reciente, en dos tomos, que abarca la totalidad de su obra y biografía.
“Dalí en mil páginas: éste es el libro definitivo sobre su vida y su obra”, firmado por Rafael Lozano, es un artículo al respecto publicado por La Vanguardia. Allí se detallan varias facetas de este libro lanzado por Editorial Taschen junto a la fundación ya mencionada. El precio de tapa es de mil euros y ésta es la descripción técnica: Dalí Baby Sumo, una compilación exhaustiva, es una edición limitada de 10 mil ejemplares en estuche. Consta de dos volúmenes. El de reproducciones, de 36,7 x 50 cm, contiene 438 páginas con cinco desplegables y seis saltos de capítulo cuádruples, 264 reproducciones, nueve fotografías de Philippe Halsman y artículos escritos e ilustrados por Dalí. El volumen Chronology (22 x 28,6 cm.), que narra la vida completa de Dalí, contiene en sus 680 páginas alrededor de 750 imágenes.
El autor es Hans Werner Holzwarth quien detalla: “El libro es realmente como una megaexposición, tal vez incluso más, ya que brindará al lector una mirada cercana a muchas de las pintura. Pero en comparación con una exposición, teníamos la ventaja de poder incluir casi todo lo que queríamos. Así que el criterio fue simplemente escoger las mejores obras de todas las épocas de trabajo de Dalí y dar a nuestra selección una narrativa, para que el lector ahora pueda experimentar el desarrollo de Dalí como artista”.
Holzwarth trabajó en el proyecto junto a Montse Aguer –directora de los Museos Dalí y el Centro de Estudios Dalinianos–, y Carme Ruiz –subdirectora del área de colecciones y exposiciones de la Fundación Gala-Salvador Dalí en Figueres. La cuarta parte fundamental para completar el libro fue Marlene Taschen, consejera delegada de la editorial, quien explica: “Mi padre es un ferviente irador de Dalí y publicó el primer libro sobre su obra en 1985. Hasta el día de hoy, Dalí sigue siendo uno de nuestros artistas más vendidos”. Y agrega sobre la vigencia del artista: “la obra de Dalí es tan original y poderosa que no pierde su atractivo ni relevancia”.
Las obras reproducidas provienen en un 70% de la fundación, pero también aportaron el museo Salvador Dalí de Saint Petersburg (Florida), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, así como otros museos y coleccionistas privados de todo el mundo.
La vigencia de Dalí también es material y se encuentra un territorio de no más de 40 km2, al noreste de Barcelona. Es el “triángulo daliniano” conformado por los municipios de Púbol, Portlligat y Figueres.
En Púbol se encuentra la Casa-Museo Castillo Gala Dalí. El pintor le cedió el castillo a Gala para que recibiera a sus amantes con discreción y estilo, al punto que solo podía visitarla con una invitación escrita por ella. En el jardín se encuentra un grupo de bustos de Richard Wagner, una escultura del elefante espigado y el Cadillac en el que Dalí devolvió ilegalmente el cuerpo de su esposa a Púbol.
La Casa-Museo Salvador Dalí, en el pueblo costero de Portlligat, en las afueras de Cadaqués, es la que el pintor abandonó abruptamente tras la muerte de Gala, dejó varias obras a medio terminar por su dolor. Alberga una pis-cina con forma de falo, que dispone de un sofá con forma de boca y labios rojos, así como innumerables objetos kitsch.
El Teatro-Museo Dalí en Figueras, aloja el objeto surrealista más grande del mundo: el decorado que pintó en 1941 para la producción de Labe-rinto del Ballet de la Ciudad de Nueva York que se exhibe en una sala cuyo techo está cubierto con un fresco que representa a Dalí y Gala como dioses, descendiendo con los pies sucios a la Tierra.