A pocos días de dejar su cargo en el gobierno de Donald Trump, Elon Musk dinamitó los puentes con el oficialismo republicano. Desde su red social X, el magnate calificó al proyecto de ley de presupuesto como una “abominación repugnante”, criticó a los legisladores que lo aprobaron en la Cámara de Representantes y prometió revancha en las próximas elecciones.
“Lo siento, pero ya no lo soporto”, escribió Musk. “Este proyecto escandaloso, desmedido y lleno de gastos innecesarios es una vergüenza. Los que lo votaron saben que lo hicieron mal”.
Un giro de 180 grados en la relación con el expresidente
La ruptura sorprendió a propios y ajenos. Musk fue uno de los principales donantes de Trump durante la última campaña, con un desembolso de 300 millones de dólares. Además, dirigió el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), el organismo encargado de aplicar recortes y reducir el gasto público.
Pero ahora, el exfuncionario amenaza con involucrarse en la campaña legislativa para castigar a quienes respalden el plan fiscal. “En noviembre, echaremos a todos los políticos que traicionaron al pueblo”, sentenció.
Un presupuesto con fuerte impacto en el déficit
El megaproyecto aprobado en Diputados —y que aún debe pasar por el Senado— contempla una masiva baja de impuestos, un incremento sustancial en el gasto militar y de seguridad, y una batería de recortes en programas sociales como Medicaid y subsidios energéticos.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, el plan podría sumar 3,8 billones de dólares al déficit acumulado. “Están llevando a Estados Unidos a la bancarrota”, advirtió Musk.
Tensión interna y señales de debilidad
Las críticas de Musk se sumaron a las del senador Rand Paul, uno de los libertarios más influyentes del Congreso, quien respaldó la postura del empresario. “Podemos y debemos hacerlo mejor”, escribió. Trump, por su parte, evitó confrontar directamente. Desde la Casa Blanca, solo dijo que Musk “había ofrecido un gran servicio” y que “seguirá colaborando de manera informal”.
El presidente mantuvo reuniones con senadores republicanos para destrabar la aprobación definitiva en la Cámara alta. La meta del oficialismo es sancionar el proyecto antes del 4 de julio, aunque la resistencia dentro del partido podría forzar cambios.
El distanciamiento entre Trump y Musk pone en jaque una de las sociedades más visibles del último ciclo político. Musk, que había ocupado un lugar central en la narrativa del recorte del gasto público, ahora se convierte en uno de sus principales detractores.
Su salida de DOGE no fue solo istrativa. Se trató de una ruptura política que podría tener efectos concretos en la arena electoral. El empresario dejó entrever que podría financiar campañas opositoras si los republicanos insisten en avanzar con el proyecto fiscal sin modificaciones.
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