Vivimos en un mundo de desorientación, tras la victoria colosal de la ficción individualista al capitalismo moderno. Desde esta premisa parte el filósofo francés para, no abandonar ni la escritura ni el escrutinio público respecto de las problemáticas centrales que aquejan las vidas contemporáneas.
Badiou plantea que esta desorientación en la que estamos nos envuelve en un desorden general, una dispersión de las conciencias, una incertidumbre. Retomando así algunas ideas de su Seminario de los años 2004-2007, titulado “Orientarse en el pensamiento, orientarse en la existencia”, plantea que el punto fijo de lo verdadero resulta del apoyo de toda orientación estratégica en la existencia, tanto a nivel privado como público, e insiste en subrayar que eso puede registrarse en lo que ha trabajado, en numerosas ocasiones, bajo la idea de los cuatro procedimientos de verdad que funcionan como condición de la filosofía. A saber: la ciencia, el arte, el amor y la política.
Más allá de algunas menciones a las primeras tres esferas, en este texto se concentra fundamentalmente en la política, en aquello que reivindica como necesidad de recrear en una clave revolucionaria, es decir, comunista (por más que esta todavía sea poco perceptible). Y antes de que le lluevan las críticas por lo acontecido durante el siglo XX en los llamados países del “bloque socialista”, Badiou aclara esos “momentos relámpago” (como caracteriza a la “verdadera política”), requieren poder explicar los fracasos del pasado para así realizar un esbozo de reorientación.
En nuestras sociedades actuales, el régimen especial de la desigualdad, el poder del Estado al servicio de la perpetuación de ese régimen y una ideología dominante que sustenta la necesidad de todo ello pretenden dejar de lado la crítica marxista del capitalismo (en nombre del “totalitarismo” del pasado), limitando así las posibilidades de reorganización total de los vínculos sociales, para poder, de algún modo, revertir la contrarevolución con la que finalizó el siglo XX y comenzó el XXI. Así, el “punto de verdad política con valor universal” se ve hoy, todo el tiempo, boicoteado por una hostilidad reactiva frente a la racionalidad que se esconde detrás del culto al yo. Este imperativo epocal, dice Badiou, de primacía del yo, tiene asimismo su equivalente en los grupos, a través del particularismo identitario que no permite reorientar una política emancipatoria para los nuevos tiempos.
Badiou realiza una brillante caracterización de la situación de la educación hoy, y un más opaco análisis de fenómenos contemporáneos, como el ecologismo y los feminismos, que quizás se apresura en englobar dentro de los particularismos identitarios, sin percatar la amplia y contradictoria gama que los integran. Así y todo, a sus 88 años, el viejo pensador no da el brazo a torcer frente a esta desorientación del mundo. A falta de una verdad que defender y propagar, hace un llamado a combatir ese individualismo que menosprecia la ciencia, la racionalidad y pretende envolvernos en la confusión total del reino de las opiniones, para reinventar un sendero de emancipación en el que no de lo mismo dar por aceptable lo peor.
Observaciones sobre la desorientación del mundo
Autor: Alain Badiou
Género: ensayo
Otras obras del autor: El ser y el acontecimiento; Manifiesto por la filosofía; Condiciones; Rapsodia por el teatro; Deleuze: el clamor del ser
Editorial: Erder, $ 17.500