“Nos mandan compus en mal estado, vemos qué tienen, las tratamos de arreglar y después las entregamos a fundaciones o personas que lo necesiten”, dice Victoria López, alumna de quinto año de la licenciatura en Computación. Ella es una, entre decenas de estudiantes, que participan del programa de Acompañamiento Educativo y Tecnológico de la Secretaría de Extensión de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (Famaf) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Victoria explica que es una actividad en la que todos ganan: la gente recibe computadoras en buen estado y los alumnos aprenden y colaboran arreglando las máquinas.
Marcos Oliva, secretario de Extensión de Famaf, informa que el programa apunta a democratizar el a las tecnologías y a visibilizar problemáticas sociales urgentes como la brecha digital, la obsolescencia programada y los mitos en torno a “los nativos digitales”. Una de las acciones es la recuperación, el acondicionamiento y la recirculación de equipamiento informático.
“Recibimos en donación computadoras, notebooks, netbooks, monitores, memorias, mouses, teclados. Los reacondicionamos, actualizamos y los donamos principalmente a ONGs, instituciones, comedores, merenderos, dispensarios o centros vecinales que tengan acciones de acompañamiento educativo o de mitigación de la brecha digital”, detalla Oliva.
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Desde 2024 trabajan en alianza con la Facultad de Ciencias Sociales (UNC) que ayuda en la identificación de demandas. Desde entonces, la cantidad de pedidos se cuadruplicó en un año. La Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano donó 400 netbooks en desuso del programa Conectar Igualdad del año 2012, que pertenecían a exalumnos del colegio preuniversitario. Ya se han intervenido 232 de esas máquinas: 115 fueron recuperadas y 59, entregadas.
En su momento, el equipo directivo de la escuela había explicado que eran máquinas obsoletas que estaban “juntando polvo”, por lo cual se decidió ofrecerlas a la UNC para recuperar y reutilizar los insumos electrónicos. A fines de 2024, desde Famaf comenzaron a recircular estas netbooks refuncionalizadas y a entregarlas a ONGs, bibliotecas populares y otras instituciones. “Nos pone muy contentos ya que las y los estudiantes que participan del programa pueden ver que tienen impacto real en la sociedad”, sostiene Oliva.
Hace unos meses, a través de una campaña de donación, recolectaron 40 cargadores. Muchos fueron reparados o reacondicionados. Los cargadores son cruciales para entregar las netbooks recuperadas y el faltante muchas veces produce un cuello de botella.
Algunas de las últimas máquinas del Belgrano fueron entregadas a la ONG Molonas, una cooperativa de trabajo de mujeres carpinteras de barrio El Sauce de la ciudad de Córdoba; al teatro independiente La Luna; a la organización de Migrantes Odmacor; a la Biblioteca Popular Agustín Tosco de Alta Córdoba; a la escuela Bethel de Villa Allende y a la Casa Suquía de barrio Escobar. En tanto, el Teatro La Luna de barrio Güemes recibió dos computadoras que están siendo utilizadas para la construcción del archivo de esta institución.
Mónica Carbone, de la Asociación Teatro La Luna y Biblioteca Popular Luna Abierta, dice que las máquinas están trabajando a full y que llegaron respondiendo a un pedido y a la necesidad de compilar la historia del teatro. “Necesitábamos que la tecnología nos permitiera nomenclar los materiales para ponerlos a disposición de todas las personas interesadas”, dice Carbone. El archivo también recoge la historia de Güemes.
Otra oportunidad
“El año pasado recibimos a través de la Secretaría de Extensión de Famaf dos computadoras que se encuentran en el galpón donde funciona Molonas, una cooperativa de mujeres carpinteras ubicada en Villa del Sauce”, explica Angelina Giorgio, de la cooperativa. Ahora, esas computadoras son utilizadas para llevar registro de los insumos, de las compras y las ventas. “Es algo que se está aprendiendo, tener a las cuentas para movilizar más las ventas”, apunta Giorgio.
La cooperativa tiene un acuerdo con radio La Ranchada que les brinda internet comunitario, lo que les facilita el uso de las computadoras y de las redes sociales. También tienen un proyecto para que las “compus” sirvan para que los hijos de las mujeres puedan realizar tareas escolares.
“Hoy es una herramienta importante para la alfabetización digital para mujeres que participan en la cooperativa y para registrar y socializar las cuentas”, remarca Angelina.
Molonas está integrada por siete mujeres. Funciona desde 2018, cuando inició con tareas de construcción. Desde 2020 se dedican a la carpintería. Reciben financiamiento del Fondo de Mujeres del Sur para capacitación e insumos y realizan trabajos pequeños de venta en ferias y también, encargos de proveedores mayores para, por ejemplo, hacer cajones para embalaje para exportación.
Achicar la brecha
Desde la cátedra de Organización del Computador de Famaf desarrollan talleres curriculares de Extensión para trabajar sobre las netbooks a reparar, aplicando los conocimientos de la materia en el reconocimiento del hardware, la identificación de componentes, la detección y registro de problemas y soluciones.
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Los estudiantes que participan reacondicionan estos equipos, reparan defectos, reemplazan componentes, realizan actualizaciones e instalan software libre Linux con el paquete Libre Office, que no necesita una licencia para su uso ni tantos recursos de equipo. “Participan estudiantes de todas las carreras de la Facultad. Una gran parte se acerca sin conocimientos previos, sólo con las ganas de sumarse a esta actividad”, dice Oliva. De esta manera quedan listas para ser puestas en circulación nuevamente.
Entre otras cosas, lo que se busca es generar conciencia acerca de que el equipamiento obsoleto que estorba en las casas y empresas o que ya es considerado un residuo, puede tener un valor y un impacto importante en la vida de otras personas y volver a ser un equipamiento de utilidad.
La actividad permite circular máquinas, dentro de lo que se conoce como economía circular; fomentar el compromiso social estudiantil y que el alumnado aprenda la materialidad de la computación. “Trabajamos con las máquinas para darles una segunda vida”, dice Yohana Orona, estudiante de cuarto año de la licenciatura en Matemáticas.
La joven cuenta que al comienzo eran pocos estudiantes y la cantidad de computadoras, baja. Pero ahora, las donaciones de máquinas en desuso, ha crecido. “Es increíble la cantidad de computadoras que llegan y la cantidad que se van. Yo estoy en el arreglo, instalar los sistemas operativos, pero me encanta cada vez más (...) De una computadora que no tiene nada, logramos que haga maravillas. No tenemos la tecnología suficiente, no tenemos memorias RAM altas o procesadores altos porque las placas a veces no soportan, pero es increíble cómo andan, una luz”, dice Yohana.
Agrega que estas acciones sirven para achicar la brecha tecnológica que es cada vez más profunda. “La tecnología hoy es esencial para todo. Se necesita para trabajar y para estudiar. La gente que no puede comprar la computadora, al menos con las que les damos tiene una ayuda para iniciar su vida educativa o para hacer trámites”, concluye.
DONACIÓN
Si querés donar máquinas u otros implementos, comunicarse a [email protected] o al teléfono (351) 535-3701 int. 41148 (Secretaría de Extensión de Famaf).