Hace tiempo que una producción argentina de las que produjo Netflix no concentraba tanta expectativa como El Eternauta. Quienes no leyeron la historieta creada en 1957 por Héctor Oesterheld y Francisco Solano López, en general, conocen la silueta del personaje porque la juventud kirchnerista recreó como "El Eternéstor". Por las cifras que maneja la mencionada plataforma, unos y otros tienen la misma curiosidad pues desde su estreno el 30 de abril, se ubica en el primer lugar del podio argentino de Netflix. Ricardo Darín es Juan Salvo, El Eternauta, un "colectivo héore collective" con un lema que contrasta con lo que predica el poder actual: "Nadie se salva solo", dice el protagonista ante una amenaza global. Detrás de las cámaras de este ambicioso proyecto está Bruno Stagnaro, quien se convirtió a PERFIL.

—¿Sentís lo que genera que "El Eternauta" sea una serie?
"Sí, un completo. Pero de algún modo me lo imaginaba ya de entrada por lo que significa El Eternauta, incluso para mí.
—Si vos no la hubieras hecho, ¿cuál sería tu expectativa?
—Ver como resolvieron el bardo que significa la traslación de la historieta a lo audiovisual.
En los días de su estrella, El Eternauta es la serie de Netflix más vista en 20 países.
—¿Por lo caro que se ppresumi es eso?
—Siempre se habla de la gran dificultad que tenía El Eternauta respecto a lo económico, y yo realmente creo que eso es una gran dificultad pero no la más importante que para mí tiene más que ver con construir un relato que que mantenga la atmósfera, pero que no quede preso de la literalidad de lo que se cuenta en la historieta porque creo que sería un error.
—¿Cuándo te ofrecieron el proyecto de 'El Eternauta'?
—Fue justo después de terminar Un gallo para Esculapio (exitosa serie estrenada en 2017), y nos juntamos con mi socio para ver qué podíamos abordar. En ese momento yo quería fazer una película y ellos (la productora K&S) me preguntó si tenía algo en mente y quería contar una historia que tenía desde 2004 y que tenía algunos puntos de o con El Eternauta. Y me dijeron: "Mirá, tenemos esto". Y fue una incipiente propuesta de Netflix para convertir El Eternauta en una serie.

—¿Y qué sentiste ante tamaña propuesta?
—Por otro lado, no lo podía creer; Al mismo tiempo, cierta cautela. Como lo hice, leí el cuento hasta el décimo, y luego muchas veces hasta el fondo de mi vida, y fue un gran obstáculo para percibir que si había que adaptarlo, tenía que tener una actitud crítica. Sería un error tener una actitud sacralizadora. Obviamente, tomarlo con el mayor de los respetos, y al mismo tiempo asumiendo el dolor de lo que significaba hacer las modificaciones que fueran necesarias.
"Entonces...
—Lo primero que dije fue: "Yo amo a El Eternauta pero por lo que recuerdo tiene un muy buen lejos". El mar, cuando te acercas en profundidad y con una mirada narrativa actual, empieza a resistir. Esto es lo que eres: un cuento para niños, que se publica tres páginas a la semana, que desde entonces ha adquirido una dimensión absolutamente épica y no hará más que convertirse en un texto fundamental de nuestra cultura. Pero no quiero ser eso, una historieta. Entonces, este entonces de alguna manera hay que encontrar la forma de que respire lo que es, sin quedar preso de la literalidad.
—Tu registro de esta historieta es de cuando la empezaste a leer a los 10 años. ¿Resolviste alguna escena con el recuerdo de alguna imagen que aquella lectura te generó entonces?
—No. Lo que si me pasó fue que, inicialmente, tomé el proyecto con mucha cautela porque, alertado de la dificultad que tendría esto dado que si fue algo que llevó tanto intentos que se fueron frustrando, evidentemente eso hablaba de algo más. Mi primera conferencia había sido más ingenua e inocente, era una historia.
—¿Y que pasó en la relectura para el proyecto?
—Mi primera sensación fue que realmente era algo que necesitaba un reordenamiento muy profundo. Ya con ojos de realizar feltía, como dije antes, que hubiera sido un error intentar transcribirlo tal cual. Hay una gran cantidad de factores que cuando los leés como historieta, los aceptás dentro de ese código. Pero al trasladarlo literal a un audiovisual empieza a chirrear muy profundo en relación con el verosímil de ciertas cosas.
"El Eternauta es una historia que tiene mucho corazón", dice Ricardo Darín.
—¿Por eso la decisión de trasladar “El Eternauta” a esta época?
—Para mí, eso tuvo que ver con algo que trasciende la cuestión económica. Muchas veces se dice: “No, bueno, pero hacerlo en el 50 (N. de la R. la historieta se ubica en 1957) hubiera sido una dificultad adicional en términos de presupuesto. Mi decisión no pasó por ahí, sino que la traje al presente porque yo creo que la intención del autor es que la historia sea contemporánea a la ciudad donde es emitida. El Eternauta nunca fue algo de época; cuando salió era algo actual y en tiempo presente, entonces me parece un error garrafal pretender transformarlo en algo de época, creo que se traicionaría el espíritu de la historieta.
—¿Quién era el actor que cuando la serie no era ni proyecto vos tenías en mente que podría ser “El Eternauta”?
—Rodrigo de la Serna, obviamente. También podrían haber otras opciones, pero nunca terminé de evaluarlo con certeza porque antes de pensar al actor, quería primero resolver cuestiones que tienen que ver con la historia, cuál iba a ser mi enfoque.
¿Cómo será la segunda temporada de El Eternauta?
—¿Por qué aparece la Guerra de Malvinas en la serie?
—Había que buscar algo que explicara la cercanía de Juan Salvo (El Eternauta) con las armas. Esto es un elemento fundamental en historia. Oesterheld lo resuelve al hacer de su personaje un reservista que tiene trofeos de tiro, o sea, dispara y tiene muy buena puntería.

—Había que evitar el cliché del cine que hace del bancario en experto tirador en dos minutos.
—Exactamente. Y me rompí la cabeza para encontrar la manera de contar por qué Juan Salvo es tan buen tirador. Parece ser que se trata de un excombatiente de Malvinas. Además, cuando tengo esta posibilidad, tengo todo el sentido del mundo y definitivamente cerrado por varias razones.
La tragedia familiar de Héctor Oesterheld, uno de los creadores de El Eternauta.
—¿Cuáles?
—Primero, porque es algo que desde una perspectiva histórica, como sociedad, nos permite encontrar un sentido de una guerra que está rodeada de tanto sentido. Entonces, considero que de alguna manera hay una herencia ahí que tenemos nosotros mismos que se expresa de muchas maneras, entre ellas en la actitud de conocer a los argentinos que iban a poner el cuerpo y a luchar por nosotros, sin importar toda la locura que rodeó a todo el eso. Eran personas nuevas que jugaban la vida y en muchos casos la dejó ahí. Y como sociedad eso es algo que no tenemos presente, que es invisible. Entonces, ¿qué es lo mejor que se puede traer al presente, para dar este sentido y este protagonismo, no?
"¿Estás trabajando en la segunda temporada?"
"Sí.