Me abrió la puerta de su oficina con una sonrisa amplia. “¿En serio querés ser periodista? Pensalo mejor”. Intento convencerme, como a sus cinco hijos, para que buscara otros caminos. En 1992 tenía 49 años, era editor general de la revista Noticias que vendía 200 mil ejemplares. Había sido director de La Semana, secretario de redacción de La Razón y la revista Gente cuando no existía el cable, internet o los celulares y los reportajes fotográficos y las crónicas eran una auténtica ventana para conocer lo que pasaba en el mundo al que dio la vuelta dos veces con innumerables coberturas.
Desde su metro ochenta, traje impecable, tono pausado y amable, se apiadó de mi entusiasmo adolescente y me dio la primera oportunidad en un medio. Poco tiempo después se fue de Noticias y terminó su maratón por las redacciones que había iniciado en La Nación, en la sección policiales, y que luego incluyó Primera Plana y los diarios vespertinos y revistas que vendían 500 o 600 mil ejemplares o más.
En una nota (https://short-link.me/-zlzque) que le hicieron por el Día del Periodista (en la que explicaba por qué se debería cambiar la fecha del homenaje), analizaba la evolución de la profesión y algunos de sus recuerdos imborrables. Dos visitas a la Unión Soviética en plena guerra fría, cientos de viajes por la Argentina para descubrir y mostrar los pueblos y las historias más recónditas y originales, entrevistas a ex presidentes como Arturo Frondizi, Arturo Illia (a quien siguió frecuentando toda su vida), y las amistades que construyó con personalidades célebres como Astor Piazzola o Ernesto Sabato, quien colaboró en la publicación de su primer libro de cuentos, “El sexto día” (1997).
“Dirigió La Semana en una época muy difícil”, recuerda Jorge Fontevecchia, dueño de la editorial Perfil. Por una portada en 1979 que enfureció a la dictadura, la revista fue clausurada, Néstor procesado y Fontevecchia se exilió en Estados Unidos.
Al llegar a los 50 años, interrumpió la vida activa en las redacciones y se dedicó de lleno a la literatura. Publicó cuatro novelas: La Ceremonia (2003, Perfil Libros, segundo premio del Ricardo Rojas en el bienio 2003/2005), Amorestango (2019) sobre el Buenos Aires tanguero y la sexualidad rioplatense, con personajes inspirados en diez tangos emblemáticos, El palomo de María (2020): Una novela en la que los dioses, al pretender juzgar a los humanos, cometen crímenes similares o peores. El frío menú de la venganza (2024, Ediciones del Empedrado): Su novela más reciente, lanzada en formato digital, definida por Clarín como “un policial digno de Arthur Conan Doyle” que explora los dilemas éticos de la venganza.
Tambien publicó El estúpido suicidio de las mariposas (2021): Un volumen que reúne cinco piezas teatrales. Siempre mentor y maestro, fue coordinador académico y profesor del Instituto Perfil.
Con la periodista Graciela Gardey, tuvo tres hijos con los que compartía su pasión por Boca y dos hijas, una de ellas mi mujer y madre de tres de sus doce queridos nietos. Desde 2011 vivía en San Rafael, Mendoza, con la historiadora Maxine Hanon. Escribía columnas en Clarín, jugaba al golf casi a diario e imaginaba su nueva novela. Lo imagino explicando su partida repentina, el martes 3 de junio a los 82 años, con pocas palabras, “fue un segundo y chau” o algo así, breve, directo, pero con una sonrisa cálida, generosa y hoy, conmovedora e inolvidable.
*Director de la revista Forbes Argentina
