Mientras imaginábamos esta nueva columna, nos apareció la figura de una motosierra -que junto con el hacha- son las principales herramientas del leñador, derribando en su accionar árboles sanos y enfermos sin ninguna distinción especial. Frente a esto el bisturí, que sin dudas es el instrumento fundamental del cirujano (junto con todos sus valiosos conocimientos y entrenamiento), debe seccionar tejidos u órganos para corregir deformidades, reparar lesiones, prevenir y tratar enfermedades tumorales o infecciosas, y mejorar o restaurar diferentes funciones esenciales.
Observando muchas de las protestas “populares” actuales, vemos la intencional fusión del agua y el aceite (lo genuino y lo totalmente espurio o aun putrefacto); ante esto no podemos dejar de obsesionarnos con la necesidad de cirugías mayores frente a la proliferación de tejidos neoplásicos en diferentes instituciones que sin ninguna duda, debiéramos cuidar y financiar como toda sociedad organizada.
Clarificando, se consideran cirugías mayores los trasplantes, las amputaciones, las intervenciones de la cabeza, el cuello, el tórax y varias de abdomen. Los tiempos de recuperación suelen ser más largos, incluyendo permanencias en terapias intensivas y el consiguiente riesgo de complicaciones.
El Gobierno anunció la modificación de la Ley de Identidad de Género
Estas circunstancias desembocan en obvias analogías que sometemos al juicio objetivo de cada uno de los lectores, que decidan quizás detenerse y analizar el contenido de estas líneas.
Ciencia o pornografía
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) fue fundado con el objetivo del promover y financiar la investigación científica y tecnológica en Argentina, contribuyendo al avance del conocimiento y al desarrollo nacional. Sus funciones incluyen la formación de investigadores, la divulgación de la ciencia, la transferencia de conocimientos y la colaboración con otras instituciones.
¿Hay alguien racional que pueda oponerse a esto? Solo algún “terraplanista” u otro de los cultores agnotológicos de las “ignorancias organizadas” (a lo Bradbury u Orwell). Obviamente, existen siempre limites presupuestarios (necesidades ilimitadas ante recursos escasos), para lo cual deberían ser los consensos científicos más capacitados, los que fijen y establezcan prioridades de asignación y secuencialidades de ejecución en sus presupuestos.
Habiendo tenido el honor de interactuar con diferentes científicos muy destacados y esforzados en esa institución (incluyendo algunas de sus autoridades en el pasado), nos resulta inexplicable presentar algunos “trabajos” que son de algún modo avalados y quizás financiados directa o indirectamente por el CONICET (mediante becas o subsidios a “investigadores” o Universidades):
- “El ano dilatado de Batman: apuntes para una investigación sobre archivos de odio y borramiento de las disidencias sexo-genéricas” IDIHCS-Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (CONICET-UNLP) solicitud de acreditación de proyectos bienales investigación y desarrollo (Proyectos I+D) PARA EL AÑO 2023/2024
- “Las aventuras sado-masoquistas de un lion en cage: una lectura queer de la obra El mendigo chupapijas” 2017 Universidad Nacional de La Plata Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria.
- “Masculinidad, agro y violencias: Travas, putos y tortas en el reino de la soja” 2020 Universidad Nacional de San Martín. Instituto de Altos Estudios Sociales; Argentina. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas; Argentina Universidad Nacional de Quilmes.
No encontramos palabras apropiadas en nuestras especialidades (ni en Epistemología ni tampoco en Economía de la Salud) para describir la reacción ante un CONICET y aun Universidades públicas, avalando y usando recursos públicos necesarios para atender prioritariamente niños y ancianos con necesidades importantes, por apoyar esta “investigación” y “literatura pornográfica” (aunque llamarla así implica también un insulto no deseado a la literatura). Desde luego esto no es ni Ciencia ni tampoco Técnica y bajo ningún aspecto debiera ser difundido o financiado.
Los derechos del niño
“El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad … El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No será objeto de ningún tipo de trata” (Declaración de los Derechos del Niño).
Por qué se prohíben los tratamientos de hormonización a menores
La Ley N° 26.743 de Identidad de Género habilitaba – y en varios casos financiaba - tratamientos de hormonización de menores de edad e intervenciones quirúrgicas para modificar genitales. Esto es irracional pero también creemos un delito flagrante al contrastar esa Ley promulgada por el Congreso Nacional frente a la Declaración antes citada (el posterior Decreto 62/2025 modifica y prohíbe esto para menores de edad).
El tratamiento hormonal para evitar el desarrollo puberal (proceso de cambio físico y hormonal a en la transición de la infancia a la adultez e inicio de la capacidad reproductiva), mediante bloqueadores puberales (análogos de la hormona liberadora de gonadotropinas), retrasa o detiene la pubertad, pero conlleva riesgos y efectos secundarios a corto y largo plazo. Ni que hablar de los efectos físicos y mentales irreversibles de las cirugías genitales y modificatorias.
La libertad sexual alcanza solo a los adultos como preferencias e interacciones consensuadas"
Esto nos recuerda históricamente a los “castrati” cantantes masculinos que, gracias a una cirugía de castración realizada en la infancia, desarrollaban una voz muy aguda y de gran potencia. La Iglesia Católica, especialmente en Italia, promovió y utilizó a los “castrati“ para sus coros y solistas, especialmente en la Capilla Sixtina. A pesar de su popularidad, la práctica fue finalmente prohibida por la Iglesia en 1878 y eliminada recién en 1903.
El juramento hipocrático prohíbe a los médicos causar daño a sus pacientes, enfatizando que la salud y el bienestar del paciente deben ser la prioridad principal de todo médico. Comportamientos tipo Mengele con el objeto de satisfacer muchas veces muy inmorales impulsos sexuales de adultos cercanos a esos pobres niños, deberían ser tipificados como “delitos de lesa humanidad” (los cuales obviamente no prescriben).
Se debe enfatizar que la libertad sexual alcanza solo a los adultos como preferencias e interacciones consensuadas y no obligadas, que no impliquen daños a terceros y desde luego excluyan siempre y de cualquier forma a niños (no existe en esos casos ningún consentimiento ni moral ni legalmente aceptable).
Señores fiscales de la Nación, esto ha pasado durante varios años, sería importante que consideren revisar lo actuado por muchos políticos, funcionarios y profesionales, creemos que los antecedentes reales así lo ameritan.