OPINIóN
Conflicto israelí-palestino

Basta de muertes: ¡alto el fuego ya!

Gerardo Leibner, profesor universitario y militante por los derechos humanos, advirtió: “Ya no se trata de una guerra, sino de un genocidio del pueblo palestino”. Sus palabras llegan mientras Israel confirma la muerte de soldados y enfrenta tensiones internas por el reclutamiento ultrarreligioso.

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Soldados israelíes junto al ataúd, envuelto en la bandera, del sargento Yoav Raver, quien murió en combate en la Franja de Gaza el 6 de junio | AFP

“La situación actual en la Franja de Gaza es desesperante. Hablar de crisis humanitaria es quedarse corto” afirmó nuestro colega y amigo uruguayo-israelí, Gerardo Leibner. Desde su rol como profesor de la Universidad de Tel Aviv y militante por los Derechos Humanos, integra la agrupación Bandera Negra constituida recientemente en los claustros universitarios y científicos israelíes. El grupo acaba de publicar un llamado que lleva más de 1400 firmas y pide a los dirigentes “actuar de inmediato para movilizar todo el peso de la academia israelí para frenar la guerra en Gaza”.

La breve y contundente nota dice: “Desde que Israel violó el cese de fuego el 18 de marzo de 2025, casi 3000 personas han sido muertas en Gaza. La inmensa mayoría civiles. Desde el comienzo de la guerra, por lo menos 53000 personas fueron muertas en Gaza, incluyendo al menos 15000 niños y por lo menos 41 rehenes israelíes. Al mismo tiempo, muchos organismos internacionales están advirtiendo sobre la grave inanición – producto de una política abiertamente declarada del gobierno israelí – así como la conversión de Gaza en una zona inhabitable para humanos. Israel sigue bombardeando hospitales, escuelas y otras instituciones. Entre los objetivos de guerra declarados, así como fueron definidos en las órdenes de la actual operación militar Carros de Gideon figura la concentración y desplazamiento de población. Esta es una letanía horrorosa de crímenes de guerra e incluso de lesa humanidad, todos son obra nuestra”.

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Y continúa: “No podemos decir que no sabíamos. Estuvimos en silencio demasiado tiempo. Por el bien de la vida de inocentes y por la seguridad de todas las personas de esta tierra, palestinos y judíos; por el retorno de los rehenes; si no llamamos a detener la guerra de inmediato, la historia no nos perdonará. No nos perdonaremos. Es nuestra obligación actuar para parar la matanza; es nuestra obligación salvar vidas”.

En una entrevista radial que Leibner brindó al programa El Popular en una radio uruguaya, el 2 de junio del 2025 (disponible en Spotify), explicaba que todos los días en Gaza hay decenas de muertos por los bombardeos israelíes, pero son muchos más los muertos por enfermedades, falta de alimentos y la sistemática destrucción de cualquier tipo de infraestructura para la vida y la sobrevivencia. Las víctimas de esta limpieza étnica; ancianos, mujeres y niños, están siendo concentrados territorialmente como ganado y cercados militarmente por el gobierno de Netanyahu. Animado por el delirante proyecto de su par Donald Trump, de reconvertir al turismo la Franja de Gaza y enviar a la población palestina a algún otro país, el gobierno fascista de Israel desarrolla prácticas genocidas que recuerdan a las nazis. Y ya no hay forma de justificar lo que está ocurriendo ahora. El mismo Leibner, ciudadano israelí, hace un año atrás argumentaba que, con todas sus asimetrías militares e injusticias históricas, lo que sucedía era parte de una guerra porque la sociedad israelí también era víctima del ataque terrorista del 7 de octubre de 2023 y sufría la angustia de los rehenes. Después de 53 mil muertos palestinos y Gaza destruida, las cosas han cambiado. Hoy se trata simple y trágicamente de un genocidio del pueblo palestino. Ya no hay un enemigo respondiendo militarmente, Hamás está totalmente diezmado y el ejército israelí continúa bombardeando y destruyendo, alentado por una derecha fascista y un radicalizado mesianismo religioso que predica la supremacía.

Así como está ocurriendo con los académicos israelíes, otros sectores de la sociedad van despertando y tomando conciencia de la gravedad de la situación y las consecuencias de esta masacre. Muchos jóvenes e intelectuales se han ido del país. Varias familias están rechazando o evitando colaborar con los reservistas. Y el temor a expresarse que existía un año atrás ya está declinando. Cada sábado por la noche crece el número de personas que salen a las calles para acompañar a los familiares de los rehenes que aún están en cautiverio. Manifiestan contra el gobierno y piden un alto el fuego urgente. Inclusive militares de carrera que actuaron en guerras anteriores denuncian que el ejército israelí está realizando una limpieza étnica y cometiendo inaceptables crímenes de lesa humanidad.

Frente a los excesos antisemitas de algunos discursos en contra de Israel que, además, injustamente confunden a pueblo y gobierno, Leibner explica: “El antisemitismo es lo que está haciendo el gobierno de Netanyahu; está masacrando a la población semita de otra nacionalidad. El antisemitismo es una forma de racismo y para evitarlo tenemos que combatir cualquier tipo de racismo”. Coincidimos con Gerardo.

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Como judíos, argentinos y docentes comprometidos con los derechos humanos, nos preguntamos ¿qué podemos hacer, qué podemos decir frente a esta masacre? Somos nietos de la generación que atravesó el Holocausto. Desde chicos, o adolescentes tal vez, nos involucramos con esta triste historia del exterminio judío a manos del nazismo. Crecimos escuchando los relatos de las víctimas de la Shoá y la Segunda Guerra Mundial y preguntándonos cómo fue posible tal deshumanización. ¿Cómo fue posible construir cámaras de gas para asesinar humanos?, ¿cómo fue posible Auschwitz-Birkenau? Y, sobre todo, ¿cómo fue posible el silencio mundial frente a tanto espanto? No nos callemos esta vez.