En un mensaje con fuerte carga espiritual y social, el papa León XIV celebró este domingo la misa de Pentecostés frente a una multitud de más de 70 mil fieles en plaza San Pedro. A un mes de haber sido elegido sucesor de Francisco, el nuevo pontífice lanzó un llamado global a abrir fronteras, rechazar los nacionalismos políticos y combatir los prejuicios con el poder transformador del amor.
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“Donde hay amor no hay espacio para los prejuicios, para las distancias de seguridad que nos alejan del prójimo, para la lógica de la exclusión que vemos surgir, desgraciadamente, también en los nacionalismos políticos”, expresó el papa en su homilía, que coincidió con el Jubileo de los Movimientos, Asociaciones y Nuevas Comunidades, en el marco del Año Santo 2025.
León XIV, nacido en Chicago y también de nacionalidad peruana, evitó nombrar países o dirigentes, pero alertó sobre el avance de discursos que dividen. “El Espíritu rompe las fronteras y abate los muros de la indiferencia y del odio. La Iglesia debe ser siempre un espacio donde no haya ni olvidados ni despreciados”, afirmó.
El Papa fue recibido entre vítores de “¡León, León!” y recorrió la plaza en su papamóvil, bendiciendo niños y saludando a los fieles. Luego, en su mensaje, advirtió sobre los efectos de la indiferencia social, el individualismo y el cierre de fronteras tanto físicas como emocionales.
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Uno de los pasajes más conmovedores de la homilía fue el dedicado a la violencia de género. “Pienso con mucho dolor en los casos en que una relación se intoxica por la voluntad de dominar al otro. Esa actitud frecuentemente desemboca en violencia, como demuestran los numerosos y recientes casos de feminicidio”, denunció León XIV.
El pontífice llamó a educar las pasiones, superar los temores hacia lo distinto y cultivar relaciones “auténticas y sanas”, donde el amor funcione como antídoto frente a la dominación, los malentendidos y los prejuicios.
En un guiño a su predecesor Francisco, el papa también cuestionó el impacto de las redes sociales en la vida moderna. “Es triste observar cómo en un mundo donde se multiplican las ocasiones para socializar, corremos el riesgo de estar paradójicamente más solos, siempre conectados y sin embargo incapaces de establecer vínculos reales”.
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León XIV cerró su mensaje con una apelación directa a la paz global. “Las guerras que agitan nuestro planeta son una trágica señal de lo que ocurre cuando se pierde de vista el amor. Sólo el Espíritu puede abrir las fronteras, disolver el odio y sostener nuestros esfuerzos para construir un mundo donde reine la paz”, dijo.
La misa fue una de las más emotivas de los últimos años, marcada por el entusiasmo de fieles llegados de más de cien países, entre ellos Argentina, Brasil, México, España, Colombia y Estados Unidos. Fue también la primera celebración masiva desde el fallecimiento del papa Francisco, el pasado 21 de abril.
