Una reciente investigación publicada en The Astrophysical Journal afirma que los halos de gas que rodean a la Vía Láctea y a la galaxia Andrómeda ya han comenzado a superponerse. De esta manera, este hallazgo que se basa en observaciones realizadas por el telescopio espacial Hubble de la NASA, marca el inicio de una colisión galáctica que, aunque ocurrirá dentro de miles de millones de años, ya ha comenzado. "El futuro de nuestra galaxia ya ha comenzado a cambiar. El evento se producirá de forma lateral y no frontal, como se pensaba hasta ahora", señalaron los autores del estudio.
Liderado por el físico Nicolas Lehner, para llevar a cabo este trabajo el equipo de investigadores utilizó el Hubble para observar 43 cuásares detrás de Andrómeda. Así, tras analizar detenidamente cómo la luz era absorbida por el halo, finalmente, pudieron determinar su composición y estructura. "Como no se puede observar completamente el halo de la Vía Láctea desde dentro, Andrómeda se convierte en la mejor referencia para estudiar estos depósitos de gas galácticos. Se trata de un experimento único”, señaló Lehner.
El halo de Andrómeda se extiende hasta 2 millones de años luz en algunas direcciones, y su o con el de la Vía Láctea inicia una suerte de danza cósmica que, según los científicos, culminará, irremediablemente, en una fusión total. "Hasta ahora, teníamos información muy limitada de apenas seis cuásares en el entorno de Andrómeda. Este nuevo estudio multiplica enormemente nuestra comprensión. El evento final dará origen a una galaxia elíptica mayor ", afirmó J. Christopher Howk, de la Universidad de Notre Dame, Francia.
A pesar de que la colisión se producirá dentro de más de 4.000 millones de años, los datos actuales redefinen la cronología y el modelo del evento, en tanto que la Agencia Espacial Europea estima que la fusión tendrá lugar 600.000.000 de años más tarde de lo previsto. "Estas observaciones no solo abren una ventana al futuro, sino también a las leyes invisibles que rigen el universo. El destino galáctico ya está en marcha ", señaló Xi Zhang, co-autor del estudio.
"Comprender estos halos es crucial, ya que contienen el combustible para la formación de futuras estrellas y las huellas de explosiones estelares pasadas. Este estudio nos permitió identificar dos capas: una interna, densa y turbulenta, y otra externa, más suave y caliente, afectada por las supernovas", agregó Samantha Berek, investigadora de la Universidad de Yale.