Las monedas latinoamericanas subieron a máximos de sesión tras la publicación de datos de inflación en Estados Unidos más débiles de lo previsto, lo que indica que, por ahora, el impacto de los aranceles impuestos por Donald Trump es limitado.
El peso mexicano y el real brasileño alcanzaron máximos de sesión, con alzas del 0,5% frente al dólar. Un índice más amplio de divisas de mercados emergentes recortó pérdidas tras los datos publicados, aunque seguía con una baja del 0,2%. Mientras tanto, el dólar volvió a sufrir presiones y el índice Bloomberg cayó al nivel más bajo de la sesión.
El índice de precios al consumidor, excluidas las categorías de alimentos y energía, que suelen ser volátiles, subió un 0,2% con respecto a marzo, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales publicados el martes. En comparación con abril del año pasado, el IPC subyacente aumentó un 2,8%, sin cambios respecto al mes anterior. El IPC general registró un incremento del 0,2% y subió un 2,3% en términos anuales.
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“Dado que el principal riesgo sigue siendo la estanflación, un IPC estadounidense más bajo es positivo, ya que reduce la base de posibles preocupaciones para la Fed”, señaló Alejandro Cuadrado, director global de divisas de BBVA. “Eso contribuye a alimentar el apetito por el riesgo y a una mayor rentabilidad en Latinoamérica”.
Aun así, sigue habiendo un alto nivel de incertidumbre en el mercado, ya que los inversionistas tratan de prever cómo evolucionarán los aranceles y cómo afectarán finalmente a la economía. Ante estas preocupaciones, la Reserva Federal ha afirmado que no tiene prisa por recortar las tasas de interés.
Los operadores han rebajado sus expectativas de recortes de tasas de interés por parte de la Reserva Federal este año, en medio de la distensión de las tensiones comerciales, y los swaps siguen apuntando a un recorte de un cuarto de punto en septiembre y otro a finales de año.
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En cuanto a la renta variable, el índice de acciones de mercados emergentes de MSCI Inc. mantuvo sus pérdidas, cayendo un 0,7% desde su máximo de siete meses. El sentimiento mejoró rápidamente a principios de semana, cuando EE.UU. y China acordaron reducir los aranceles comerciales mutuos durante 90 días, pero se deterioró el martes, cuando el optimismo sobre las negociaciones comerciales comenzó a desvanecerse. El estado de ánimo se ha visto atenuado por la preocupación de que los aranceles restantes entre EE.UU. y China puedan seguir perjudicando el crecimiento en toda la región.
Por otra parte, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y su homólogo chino, Xi Jinping, suscribieron más de 30 acuerdos para la inversión china en minería, infraestructura de transporte y puertos, así como para la compra de aviones fabricados por Embraer SA. Los acuerdos, firmados en Pekín durante una visita de Estado, marcan el último paso en los esfuerzos de Lula por transformar la economía brasileña, muy dependiente de las materias primas, con la ayuda de China.