Tras intensas negociaciones durante tres años, los países del mundo, excepto Argentina y Estados Unidos, finalizaron sus discusiones sobre el Tratado Global de Pandemias, que será aprobado en la próxima Asamblea Mundial de la Salud como un instrumento de derecho internacional, vinculante frente a futuras pandemias.
Argentina y Estados Unidos se retiraron de la OMS y explícitamente del proceso de negociación de este tratado, que busca fortalecer la respuesta a las emergencias sanitarias, destacando la equidad en el a vacunas y terapias, la producción local y la implementación de conceptos como “una sola salud”.
Campañas de desinformación y “fake news” afirmaron incorrectamente que el Tratado Global de Pandemias significaría una “toma de poder” por parte de la OMS destinada a imponer diversas demandas a los países y una “pérdida de su soberanía”. Entre los pilares del nuevo tratado está: fortalecer los sistemas de salud, el financiamiento sostenible, el desarrollo de capacidades y la transferencia de tecnología, la vigilancia basada en el enfoque Una Salud y el intercambio de nuevos patógenos y sus beneficios.
Nos centraremos en uno de ellos, que consideramos como una oportunidad perdida para Argentina. Para propiciar el equitativo a vacunas, terapias, pruebas de diagnóstico y otras tecnologías, se plantea el “fortalecimiento de la capacidad de producción local”. Asimismo, otro factor clave es el a los patógenos y sus beneficios necesarios para esta producción.
La “transferencia tecnológica” para productos relacionados con la pandemia ha sido uno de los puntos importantes de discusión. El tratado avanza en aspectos de patentes, planteando la posibilidad de licencias compulsorias para permitir a los países que tienen capacidades de producción de sus propios medicamentos y vacunas, como es el caso de Argentina. En tal sentido, la transferencia tecnológica deberá ser realizada en “términos mutuamente acordados” con los propietarios de la tecnología, pero resguardando la soberanía de los países para el licenciamiento compulsorio si lo consideran necesario.
La cooperación para fortalecer las capacidades para futuras pandemias a los países en desarrollo por medio de la transferencia de tecnología, asistencia técnica y apoyo financiero, ampliando la base de conocimiento y la soberanía científica de dichos países, es una oportunidad perdida para Argentina, ya que nuestro país cuenta con capacidades tanto científico-tecnológicas como de producción de medicamentos y vacunas. De hecho, en la región de las Américas, la OMS había establecido a la Fundación Oswaldo Cruz de Brasil y a Sinergium Biotech de Argentina como Hub para el desarrollo de las vacunas del ARN Mensajero.
Empresas nacionales se podrían beneficiar de la transferencia tecnológica o de licencias compulsorias que el tratado abre como ventana de oportunidad. Argentina cuenta con importante capacidad y plantas instaladas para la producción de medicamentos, vacunas y pruebas de diagnóstico, y es responsable del 3,3% del PIB manufacturero y el 0,5% del PIB total del país, empleando a mas de 41.784 personas.
El Tratado Global de Pandemias resulta una oportunidad perdida para superar los problemas de a productos estratégicos para la salud, como vacunas, equipamientos de protección personal y diagnóstico que se vivieron con el covid-19 y el desarrollo de la capacidad productiva nacional del sector salud en Argentina con proyección de otros países de la región.
Ya han pasado cinco años de la pandemia de covid-19 y tenemos que aprender de este hecho. Uno de sus principales aprendizajes es que nadie se salva solo y que es necesario más cooperación. Nuevos eventos pandémicos tendremos por delante y solo podremos superarlos por medio del multilateralismo y la cooperación sobre principios de solidaridad y equidad.
*Sociólogo, magíster y doctor en Salud Pública y asesor de Cooperación para América Latina del Centro de Relaciones Internacionales en Salud CRIS/Fiocruz, Brasil.