El populismo ha sido un fenómeno muy estudiado por los historiadores, antes y después de los emblemáticos ejemplos que ha provisto Europa durante el siglo pasado. América Latina tiene una fuerte tradición en ese sentido y esta forma de hacer política persiste y se reedita en nuestro tiempo, casi sin fronteras: basta observar el caso del trumpismo en Estados Unidos.
Hay varios identificadores de los populismos pero en términos modernos puede decirse que se alimentan de la insatisfacción generalizada y que nacen de la propia democracia, crece y articula dentro de ella, más o menos rápidamente.
También operan buscando un culpable o enemigo para consolidarse, y lo hacen con una eficiencia notable, en general liderados por un “outsider” que viene a resetear el sistema político y, como nos dice la historiadora María Esperanza Casullo, una vez que lo hacen no hay vuelta atrás. Pueden caer, pero ya no será lo mismo.
En nuestra región, se ha hablado de una “ola rosa”, de populismos de tendencias progresistas de orientación izquierdista durante las últimas dos décadas, cuyo origen puede rastrearse a 1998 con el surgimiento del liderazgo de Hugo Chávez en Venezuela, y que puede darse por terminada con la llegada de Mauricio Macri al poder.
Hoy en día, con ejemplos notorios en especial en Occidente donde reinó durante mucho tiempo la democracia liberal de sistemas parlamentarios estables y firmes, el malestar generalizado que generó la globalización y la desigualdad alimentó un tipo de populismo de un alcance y consecuencias mucho más inquietantes.
“Hay populismos que pegan para arriba y populismos que pegan para abajo -resume Casullo-. Hay populismos que se pelean con los ricos, con las élites económicas, con las grandes empresas. Lo que vemos hoy pegan para abajo, se pelean con migrantes, con jubilados, eligen grupos vulnerables”.
La mesa del análisis político está servida. Se iten muchos y variados puntos de vista. Pero es esencial comprender que la salud del sistema democrático depende de sus propios valedores. O ellos lo reformulan para dar respuestas a la sociedad, o lo hará el populismo. Y el que campea en el mundo hoy es del que “pega para abajo”.