"Estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial a pedacitos", dijo sin titubear el papa Francisco. Era marzo de 2023, el sumo pontífice apenas había regresado de Sudán, habiéndose convertido en el primero en la historia en visitar ese país. Visión no le faltó: un mes después, en ese rincón africano se desató una guerra civil que, con 30 millones de personas que actualmente requieren ayuda "urgente", derivó en la peor crisis humanitaria del mundo en términos nominales.
Ucrania, Gaza, Siria, Yemen, Myanmar, el continente africano, Cachemira. Ninguno de los 56 conflictos activos (según el último reporte del think tank australiano Instituto por la Economía y la Paz) fue ajeno al papa del fin del mundo. Tampoco el hecho de que 93 países participen directa o indirectamente de las hostilidades o de la industria armamentista que saca provecho. "Hay guerras por todos lados, desde 1914 nunca se dejó de pelear. Estamos en un ciclo de guerra", señaló Francisco en una entrevista con Jorge Fontevecchia.
El mapamundi de los conflictos globales
Al jefe de la iglesia católica (2013-2015) —devenido en líder interreligioso y promotor de la paz global— tampoco se le escapó Gaza, un escenario donde "existen indicios de genocidio", según afirmó, en consonancia con la orden de arresto contra los altos mandos del gobierno de Israel y un cabecilla de Hamas emitida por la Corte Penal de La Haya.
El sufrimiento de los palestinos, despojados de territorio desde hace más de medio siglo, estuvo en la mente del papa argentino, quien llamó a diario a la única iglesia católica que sigue en pie en el destruido enclave y demandó la crisis humanitaria en su última oración de Pascua. E incluso dejó su marca post mortem, dado que, en medio de la expectativa por el cónclave, el Vaticano debió cumplir con una de sus últimas voluntades: que el papamóvil fuera reconvertido en un hospital para niños para ser enviado a la Franja de Gaza.
En el mundo hay 56 conflictos armados activos, el pico más alto desde la Segunda Guerra Mundial
Guerras activas: Ucrania, Sudán y Gaza
La guerra de Ucrania, iniciada tras la invasión rusa en febrero de 2022, lleva más de 430.000 muertos, entre civiles y combatientes, una ofensiva que le valió la presidente ruso Vladimir Putin una orden de captura en su contra por la I. A pesar de algunos avances ucranianos, Rusia sigue controlando aproximadamente el 18,5% del territorio, incluyendo Crimea y las regiones de Donetsk y Lugansk. Los combates más intensos se concentran en el sureste de Ucrania, y las cifras de muertes civiles se siguen subestimando, con más de 12.500 víctimas confirmadas por la ONU. La guerra destruyó ciudades y desplazado a millones.
Aunque el frente permanece mayormente estancado, los combates en el sureste del país siguen siendo intensos. Ucrania enfrenta una escasez crítica de infantería, mientras que Rusia ha retomado la iniciativa en varios sectores. La recopilación de datos precisos en el terreno sigue siendo limitada por la propaganda y la falta de independiente a las zonas más afectadas. A pesar de los esfuerzos ucranianos por recuperar territorio, los avances son mínimos, y el conflicto se mantiene como un enfrentamiento de desgaste con altísimos costos humanos, materiales y sociales.
La guerra civil en Sudán, entre el ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), provocó una crisis humanitaria sin precedentes no solo en África sino a nivel global. Con al menos 61.000 muertos y 12 millones de desplazados (la mayor cifra a nivel mundial), enfrenta una grave una crisis alimentaria sin precedentes: 24,6 millones de personas —la mitad de su población— están en situación de inseguridad alimentaria, de las cuales 8 millones en nivel de emergencia y más de 500.000 en situación de hambruna.
En 2024, el campo de Zamzam fue oficialmente declarado en hambruna por organismos internacionales. La falta de humanitario, los ataques a la infraestructura civil, la masacre cotidiana de civiles y el bloqueo de rutas de ayuda complican aún más la situación. La guerra no solo generó una crisis humanitaria masiva, sino que desintegró la estructura estatal en buena parte del país.
La guerra de Israel en la ocupada Franja de Gaza dejó una cifra incalculable de muertos, heridos, desaparecidos, un 90% de la población desplazada, en respuesta a los 1.200 israelíes asesinados por Hamas el 7 de octubre de 2023. Mientras que la ONU estima que más de 50 mil palestinos fueron asesinados (el 70% mujeres y niños), otros estiman que, tras 19 meses de guerra, los muertos ya superan 70.000 y los heridos más de 100.000.
Israel aprobó un plan que incluye la "conquista" de Gaza
Así lo afirma el reporte de London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM), publicado en la revista The Lancet, que además estima que hubo 64.260 "muertes por lesiones traumáticas" en Gaza entre el 7 de octubre de 2023 y el 30 de junio de 2024, momento en que el Ministerio de Salud palestino en Gaza estimó la cifra en 37.877 en ese momento. Esto, indican los autores, refleja una "tasa de subregistro", es decir, que el número de muertos estaría subestimado en un 41%. En octubre, se pensaba que el número de habitantes de Gaza muertos por violencia superaba los 70.000.
Pero además, la infraestructura del enclave palestino, que con 2,5 millones de habitantes es una de las zonas más densamente pobladas del mundo, fue prácticamente arrasada: hospitales, escuelas, redes eléctricas y de agua están fuera de servicio.
Desde que rompió el alto al fuego en marzo, Israel mantiene un bloqueo total sobre el a alimentos, medicamentos, combustible y agua potable, agravando una crisis humanitaria extrema condenada por varios países y organizaciones de derechos humanos, que acusan a Israel de usar el "hambre como arma de guerra", mientras enfermedades y falta de atención médica siguen causando muertes masivas.
El Papa Francisco pidió transformar el papamóvil en una clínica ambulante para niños de Gaza
Medio Oriente, India y Pakistán: tensión con riesgo de escalada
La guerra en Gaza desestabilizó aún más a Medio Oriente. Estados Unidos e Israel atacaron repetidamente posiciones de los rebeldes hutíes en Yemen, con el argumento de proteger la navegación en el mar Rojo. En respuesta, los hutíes, que consideran a Israel una amenaza, lanzaron un misil contra el aeropuerto de Tel Aviv. En medio de la delicada escalada regional, donde hay potencias nucleares, Irán respaldó a sus aliados en Yemen y Líbano, mientras Turquía mantiene una postura ambigua: critica a Israel, pero cuida sus vínculos estratégicos, especialmente con Washington, al igual que Arabia Saudita.
En Siria, tras la caída efectiva del régimen de Al Assad en varias zonas clave, proliferaron las milicias y la inestabilidad después de 13 años de guerra. En ese contexto, Israel aprovechó el vacío de poder y realizó incursiones militares en el sur sirio con el pretexto de proteger a comunidades drusas, aunque sus objetivos incluyeron también cortar rutas logísticas hacia Líbano, donde está Hezbolá.
Jordania y Egipto enfrentaron presiones directas de Israel y sus aliados para recibir a palestinos desplazados forzosamente desde Gaza. El rey Abdalá II y el presidente Al Sisi rechazaron esa posibilidad y advirtieron que aceptarla significaría legitimar una limpieza étnica. A pesar de sus declaraciones, ambos gobernantes negociaron discretamente bajo la amenaza de recortes de ayuda financiera y sanciones. El desplazamiento forzado en Gaza, el riesgo de colapso en Siria, y los ataques cruzados entre Israel, Yemen e Irán marcaron un nuevo nivel de inestabilidad regional que arrastró a potencias y gobiernos locales por igual.
Por su parte, India y Pakistán mantienen un conflicto latente de delimitación territorial desde que se independizaron del Reino Unido en 1947. El conflicto escaló a mediados de abril luego del brutal ataque que dejó 26 muertos civiles en la ciudad turística de Pahalgam, en la disputada región de Cachemira. El atentado, considerado el más letal en la zona en al menos 25 años, desencadenó una cadena de represalias políticas, diplomáticas y militares entre las dos potencias nucleares que se rehúsan a firmar del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), reviviendo el fantasma de una guerra de "baja intensidad" que se extiende desde hace más de setenta años.
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"La Tercera Guerra Mundial en pedacitos"
"La guerra es absurda, desarmemos la Tierra", repitió el papa Francisco hasta su fallecimiento el 21 de abril a los 88 años. En su último mensaje con motivo de la tradicional bendición "urbi et orbi" (A la ciudad de Roma y al mundo), la víspera de su muerte, el pontífice argentino denunció "la dramática e indigna crisis humanitaria" en Gaza y pidió un cese el fuego. Pero también tuvo palabras para la situación en Yemen, en la "martirizada Ucrania" y en República Democrática del Congo, entre otros países.
CD/ff
