En sus 130 días de gobierno, Donald Trump no solo aceleró la "guerra" arancelaria a otros países sino que reactivó programas de su primer mandato. Entre ellas la controversial "Iniciativa China", que apuntaba a limitar la amenaza que suponía el supuesto robo de "propiedad intelectual de vanguardia" de Estados Unidos por parte de ciudadanos chinos.
En una suerte de continuidad de su proyecto político -sostenido en función de los slogans MAGA y Estados Unidos Primero- desde el 20 de enero la istración Trump retomó el tema. Pese a la tregua arancelaria temporal, las tensiones entre las dos principales potencias globales volvieron a escalar esta semana cuando el presidente estadounidense endureció su política al restringir las visas otorgadas estudiantes chinos en universidades estadounidenses.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, detalló que revocarán visas a quienes estudien áreas "de importancia crítica", como inteligencia artificial o minerales estratégicos, incluidas las tierras raras, un foco de conflicto directo en el marco de la competencia bilateral . "Profundizaremos el escrutinio de todas las futuras solicitudes de visa provenientes de la República Popular China y de Hong Kong”, agregó el funcionario de Trump.
El mismo día, la istración republicana prohibió a la Universidad de Harvard inscribir nuevos estudiantes extranjeros, acusando a la prestigiosa universidad de estar "en coordinación con el Partido Comunista Chino" aunque sin brindar detalles ni pruebas concretas. Con cerca de 1300 alumnos internacionales, Harvard recibe cada año a una gran cantidad de estudiantes chinos, y fue históricamente un destino de formación de las élites de Beijing: Xi Mingze, la única hija de Xi Jinping, de 33 años, estudió allí en 2010 bajo un nombre falso y custodiada por agentes de seguridad.
Las nuevas restricciones generaron preocupación entre las comunidades académicas y diplomáticas, que temen un retroceso en el intercambio cultural y científico entre ambas potencias. Tampoco quedó claro si la prohibición alcanzará otras categorías de visa, como las de turismo, y el Departamento de Estado evitó responder a las consultas de la prensa.

La reacción de Beijing
La medida no fue bien recibida en Beijing, mientras delegaciones de ambos países intentan aceitar el vínculo en el marco de la frágil tregua rubricada el 14 de mayo pasado que bajó el tono a la escalada arancelaria.
En una conferencia de prensa, el vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lin Jian, calificó los dichos de los funcionarios estadounidenses como "sesgados ideológicamente" y acusó a EE.UU. de "rezumar una mentalidad de suma cero propia de la Guerra Fría".
"Cualquier intento de difamar y atacar al Partido Comunista de China, despreciar el camino y el sistema de China, y avivar la división y la hostilidad entre el PCCh y el pueblo chino es delirante y presuntuoso, y solo encontrará la firme oposición de más de 1.400 millones de chinos", advirtió el portavoz de Wang Yi.
El tono del canciller, en tanto, se condijo con las declaraciones del secretario del Tesoro estadounidense, Scot Bessent, quien itió en una entrevista que las relaciones con Beijing están "estancadas" desde que se acordó la baja de los aranceles, una negociación que terminó con el 30% impuesto por EEUU a las importaciones chinas; y un 10% por parte de China a productos estadounidenses.
Mientras tanto, China continuó tejiendo los hilos de la Iniciativa de la Ruta y de la Franja a través del poder blando. Este viernes, firmó la creación de la Organización Internacional de Mediación (OIMed), un organismo que, según el canciller chino, tendrá rango similar a la Corte Internacional de Justicia de La Haya o la Corte Permanente de Arbitraje y se espera que entre en vigor a finales de 2025.

Mientras EEUU se retira de la OMS, China apuesta por la "gobernanza global" a través de un nuevo organismo internacional de mediación con sede en Hong Kong, en lo que parece ser una respuesta simbólica a una "retirada" estadounidense del liderazgo global.
La medida, en tanto, se suma a otras como la cumbre China-Celac y el anuncio de la exención de visado a ciudadanos de de Brasil, Argentina, Chile, Perú y Uruguay anunciada a mediados de mayo; medidas que, en clave geopolítica, tienen un alto contenido simbólico en un terreno comercial históricamente dominado por Estados Unidos.