CULTURA
Cine de culto

Hace 50 años se estrenaba "Nazareno Cruz y el lobo", obra de Leonardo Favio que advertía sobre la violencia en Argentina

Uno de los directores más relevantes del país cruzó fantasía, drama y terror para presentar un tratado de amor tras la muerte de Juan Domingo Perón y la crisis política que se intensificaba.

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Película de Favio "Nazareno Cruz y el lobo" | CEDOC

El 5 de junio de 1975, 50 años atrás, se estrenaba Nazareno Cruz y el lobo, la película de Leonardo Favio que fue por muchos años la más taquillera de toda la historia del país con un récord de 4.000.000 espectadores. El año anterior había fallecido Juan Domingo Perón, en pleno ejercicio de su tercera presidencia, y crecía la disconformidad en las bases, mientras que la triple AAA allanaba el camino de la persecución que luego aplicaría, ya sin ningún tipo de disimulo, la dictadura militar de 1976.

Leonardo Favio

Ese clima era preocupante para el director de cine, que apostó por una historia en la que hasta el diablo se arrepiente de su maldad, para tratar de influir con un mensaje de amor. "Es una película que parte de mi ingenuidad, de haber pensado que enviando mensajes se iban a poder apaciguar los ánimos", explicaba el propio Favio en el libro Pasen y vean, libro de conversaciones con la periodista Adriana Schettini publicado en 2007.

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Nazareno Cruz y el lobo está basada en un relato que se conoció por primera vez en 1951 como radioteatro, creado por una importante figura del género, Juan Carlos Chiappe, a quien Favio le había dedicado su película anterior, Juan Moreira. Lamentablemente, Chiappe no pudo ver la película terminada con la adaptación de su obra, ya que falleció el 18 de diciembre de 1974.

En julio de 2022 el film fue declarado Bien de Interés Artístico Nacional por el gobierno argentino para garantizar la conservación del soporte material (negativos, positivos y negativos de sonido).

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Nazareno Cruz y el lobo, las palomas y los gritos, más conocida como Nazareno Cruz y el lobo, es una película coproducción argentina-mexicana, adaptada y escrita por Favio y su hermano y frecuente colaborador Jorge Zuhair Jury. Los actores son Juan José Camero, que interpreta al joven que tendrá la maldición, Marina Magalí que hace de Griselda y Alfredo Alcón, como el diablo.

La historia adapta y explora el mito clásico del Lobizón, uno de los monstruos legendarios de la mitología guaraní.

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Un dato curioso es que quien interpreta a Griselda, era maestra jardinera, tenía 17 años y jamás había pisado antes un set de filmación. La eligieron por representar la idea de pureza y perfección de la época.

La historia se basa en Nazareno Cruz que es un campesino conocido en su pueblo natal por ser el séptimo y último hijo varón de su padre, por lo que está condenado a convertirse en lobo en las noches de luna llena. Sin embargo, los años pasan y el chico vive una vida normal, pero todo cambia cuando conoce a Griselda y se enamora.

Es entonces cuando aparece el diablo y le pide que huya para evitar su destino y que a cambio será un hombre rico. Nazareno se juega por el amor, decide quedarse y todo el pueblo se organiza para matarlo.

Leonardo Favio

Tras esa decisión, en la que triunfa el amor, el diablo le confiesa que ya está cansado de hacer el mal y le pide al joven que interceda ante Dios para que le permita dejar su puesto.

Leonardo Favio

Toda la obra (disponible en Youtube), en la actualidad tiene un valor extra por su estética, más allá de la historia que cuenta y las intenciones simbólicas de su director con el relato. El largometraje construye escenas de ensueño, que cada una constituye una pieza de arte llevada al extremo de lo rococó por momentos, como los encuentros amorosos de los protagonistas. Una apuesta por la belleza estética más allá de los diálogos, como ocurre en la escena en una especie de infierno, donde aparecen toques surrealistas, detalles de la escenografía, con reminiscencias al Dante y al Jardín de las delicias.

Si se pudiera pensar la filmografía como distintas caras de un mismo contexto, Nazareno… podría ser la cara esperanzada de fines de los setenta y Saló, o los 120 días de Sodoma, de Pier Paolo Pasolini, publicada también en 1975, podría ser una crítica más cínica de esa misma realidad con elementos visuales no tan distantes.

LT