El príncipe Hridayendra Shah, un joven de 18 años sin escándalos a la vista y nieto del último rey de Nepal, está siendo considerado como posible monarca si el país asiático, de mayoría hindú, restaura el sistema monárquico.
En la última muestra de apoyo al retorno de la monarquía, miles de nepalíes marcharon este fin de semana en las calles de la capital, Katmandú, como lo están haciendo desde hace meses.
Nepal se convirtió en una república secular en 2008 después de que el Parlamento aboliera la monarquía como parte de un acuerdo de paz que puso fin a una guerra civil de una década en la que murieron más de 16.000 personas.
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Las protestas están realizándose en un momento en que el apoyo a la restauración de la monarquía y un estado hindú creció en medio de la insatisfacción por la inestabilidad política, la corrupción y el lento desarrollo económico.
"Rey, ven y salva a la nación", gritaron los manifestantes al unísono, tocando tambores, haciendo sonar bocinas y ondeando la bandera nacional de Nepal. Buscan deponer un sistema republicano que consideran corrupto y reemplazarlo por una monarquía unificadora que restaure la identidad del país himalayo.
Muchos políticos, incluso, apoyan las manifestaciones pro monárquicas y son optimistas sobre la posibilidad de un acuerdo nacional para devolver la corona al joven príncipe de la dinastía Shah, nacida en el siglo XVIII.

Rajendra Lingden, presidente del partido monárquico Rastriya Prajatantra (RPP), el quinto partido más grande de Nepal, dijo que el rey está vinculado con la identidad nacional y el orgullo.
"No buscamos la monarquía como una institución gobernante, sino como un guardián que salvaguarde los intereses nacionales y evite la injerencia extranjera", señaló.
Su compañero partidario, Kamal Thapa, dijo esta semana que se podía llegar a un consenso nacional entre los partidos políticos para colocar al príncipe Hridayendra en el trono, a quien muchos ven como muy preparado para tomar las riendas del estado.
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En 2017, el RPP ganó un solo escaño en el parlamento. Luego, en las últimas elecciones de 2022, su agenda monárquica y pro-hindú les valió 14 escaños.
"El país se enfrenta a la inestabilidad, los precios son altos, la gente está desempleada y hay una falta de instalaciones educativas y sanitarias", dijo Rajindra Kunwar, un profesor de 43 años que se unió a una manifestación monárquica. "Es por eso que necesitamos al rey de vuelta".
Bijay Lama, de 34 años, partidario del partido PCN-UML, dijo que el regreso del rey era "sólo un sueño", y dijo que la mayoría de los habitantes de la nación de unos 30 millones de habitantes querían que la república permaneciera.

"Si unos pocos miles de personas piden el regreso de la monarquía, esto simplemente no es posible", dijo Lama, durante la manifestación del jueves.
En marzo, dos personas murieron y más de 100 fueron detenidas durante las protestas en favor de la monarquía, en las que las fuerzas de seguridad utilizaron fuego real y gas lacrimógeno para dispersar la manifestación.
El último rey de Nepal, Gyanendra Shah, depuesto se había abstenido en gran medida de comentar sobre la política conflictiva de Nepal, pero en los últimos meses hizo varias apariciones públicas, principalmente visitando sitios religiosos con sus partidarios.
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Su llegada al aeropuerto de Katmandú el mes pasado atrajo a miles de simpatizantes, que ondearon la bandera nacional y corearon: "Ven rey, salva a la nación".
El rey depuesto expresó su pesar por las violentas manifestaciones. Dijo que si bien la libertad de expresión era una característica hermosa de la democracia, era un derecho que "debe ejercerse con moderación".
"La reciente violencia, incendios provocados y vandalismo durante manifestaciones públicas, que causaron importantes pérdidas humanas y materiales, nos han entristecido profundamente", dijo el ex monarca.

"Ahora es el momento", dijo el ex rey en un comunicado en vísperas del Día de la Democracia Nacional en febrero, antes de embarcarse en una gira por varios distritos.
"Si deseamos salvar a nuestra nación y mantener la unidad nacional, hago un llamado a todos los compatriotas para que nos apoyen para la prosperidad y el progreso de Nepal".
Shah fue coronado en 2001 después de que su hermano mayor, el rey Birendra Bir Bikram Shah, y su familia fueran asesinados en una masacre palaciega que acabó con la mayor parte de la familia real. Su coronación tuvo lugar mientras la insurgencia maoísta hacía estragos en los rincones más remotos de Nepal.
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Gyanendra fue investido como el duodécimo "maharajadhiraja" o monarca de la dinastía Shah, fundada en 1768 por el dirigente gurkha Prithivi Narayan Shah.
El rey Gyanendra suspendió la constitución y disolvió el parlamento en 2005, lo que desencadenó un levantamiento democrático en el que los maoístas se pusieron del lado de la clase política de Nepal para orquestar enormes protestas callejeras.
Eso finalmente precipitó el final del conflicto, con el parlamento votando en 2008 para abolir la monarquía hindú de Nepal de 240 años de antigüedad. "He asistido y respetado el veredicto del pueblo", dijo Shah en un discurso antes de abandonar su palacio, y agregó que "no abandonaré este país" ni se exiliará.

Cuando el rey derrocado se exilió en 2008, muchos se reunieron para celebrar el fin de la monarquía, mientras que algunos monárquicos lloraron.
Pese a que muchos nepalíes sienten nostalgia por la monarquía, cuyo sistema llevó paz y modernidad a la nación himalaya, el ex rey Gyanandra, de 77 años, sigue siendo impopular entre la mayoría de los ciudadanos, de modo que los monárquicos sienten la necesidad de buscar una alternativa.
La otra opción descartada es el ex príncipe heredero Paras Shah, hijo de Gyanendra, personaje que muchos consideran siniestro. Ha sido detenido por la policía en muchas oportunidades por mala conducta y otros delitos y algunos lo acusan de ser un asesino.
La mejor opción para muchos de los manifestantes es entregar la corona al hijo de Paras y nieto de Gyantendra, el príncipe Hridayendra Shah, conocido por su presencia tranquila y su bajo perfil público.

El príncipe, de 22 años, que actualmente estudia su maestría en Boston, utilizó Instagram para manifestarse contra la violencia impulsada por los descontentos: "Difundamos la bondad. Los nepalíes deben apoyarse unos a otros, no destruirse unos a otros", escribió.
El analista político Hari Sharma dijo que los monárquicos estaban aprovechando una oportunidad a medida que crece el descontento entre muchos nepalíes comunes.
Otro analista, Lok Raj Baral, dice que no veía ninguna posibilidad de que se restaurara la monarquía porque la institución había sido "una fuente de inestabilidad".
"Para algunos grupos descontentos, se ha convertido en un refugio debido a la incompetencia de los políticos, que se han vuelto cada vez más egocéntricos. Esta frustración se ha manifestado en este tipo de reuniones y manifestaciones", dijo.

Los políticos convencionales descartan tácitamente un regreso al pasado monárquico y el primer ministro KP Sharma Oli advirtió al príncipe Hridayendra que no "sueñe con convertirse en rey".
"La monarquía es un concepto fallido y anticuado", dijo Rajaram Bartaula, jefe del Partido Comunista de Nepal (Marxista-Leninista Unificado), que gobierna en coalición con el Partido del Congreso Nepalés. "Los nepalíes conscientes del siglo XXI no aceptarán el regreso de la monarquía", agregó.
ds