El gestor inmobiliario Elías Piccirillo, exmarido de Jesica Cirio, sigue detenido tras haber sido procesado en una causa en la que se lo acusa de supuestamente haberle plantado droga y un arma al financista Francisco Hauque, con quien mantenía una deuda millonaria. En ese contexto, se conocieron detalles de cómo transcurre sus días en el módulo 1 de la cárcel de Ezeiza, donde está alojado de forma preventiva mientras avanza la investigación.
La última información señala que Piccirillo se halla en un módulo "poco poblado", que tiene celdas vacías y donde se encuentran internos de alto perfil, sin privilegios. Allí es visitado por sus familiares, principalmente su hermano y su padre, y trascendió que habría "hallado refugio en la fe y la escritura", dado que la expareja de la famosa modelo ha enviado cartas de puño y letra a la Justicia.
"Es un módulo donde nos contaban que hay 10 celdas y que solo 3 de estas celdas están ocupadas. Una de ellas está ocupada por Piccirillo y el dato clave acá es que está sometido a vigilancia permanente; en condiciones de detenidos 'pesados', vamos a decir", expresó la periodista Marina Calabró en A24.
Además, la conductora mencionó que los internos que los acompañan también se encuentran con prisión preventiva, uno por homicidio agravado y el otro porque es sindicado como el cabecilla de una agrupación narcocriminal. "Está escribiendo mucho. Nadie tuvo a ese material. No saben si es para un libro, si son sus memorias. Escribe como forma de catarsis", añadió.

Por otro lado, la conductora aseguró que el gestor transita un acercamiento a la religión. "Reza arrodillado delante de todos, otra cosa que nos confirman es que recurre al capellán -un miembro del clero que sirve en una institución particular a un grupo de fieles-, afectado a 1.800 internos".
Las cartas de Piccirillo desde la prisión
En los últimos días también trascendieron los escritos que el exesposo de Jésica Cirio escribió a la Justicia, donde refuta las pruebas presentadas en su contra por los delitos de "secuestro coactivo, transporte de estupefacientes agravado, encubrimiento agravado y portación ilegal de arma". En la causa también están procesados siete policías, seis de la Ciudad de Buenos Aires y un exonerado de la Federal, acusados de ser el brazo ejecutor de una presunta trampa tendida contra Hauque y su esposa, Anahí Aquino.
En el encabezado del manuscrito, Piccirillo se presenta como “padre de una hermosa hija, hijo, hermano y amigo”. Y sigue: “Inocente. Hoy detenido arbitraria e ilegalmente en la unidad carcelaria de Ezeiza. Módulo de ingreso, pabellón K. Celda 5, por orden del juzgado federal de criminal y correccional. 11, a cargo del doctor (Sebastián) Casanello”.
“No es de extrañar que haya policías corruptos”, menciona en un pasaje de la carta, donde da entender que el denunciante en realidad es quien se habría complotado con los integrantes de las fuerzas de seguridad para perjudicarlo. En ese sentido, sostiene que no tendría ninguna vinculación con la persona que lo acusó.

También se preguntó: “¿Cómo voy a ser yo para llevar droga y voy a llevar también un arma?“, debido a las acusaciones que hizo Hauque sobre cómo le habrían plantado esos elementos, por los que lo imputaron. Además, negó haber llevado los 1,280 kilos de cocaína pura debajo del piloto con el que se lo vio en las cámaras de vigilancia del country donde vivía.
Según consta en el expediente, PIccirillo supuestamente pactó una cena con Hauque y antes le pidió si lo podía llevar en su camioneta hasta el restaurante, donde le habría dejado el paquete con droga y una pistola. Allí también le habría dicho que fuera con su esposa ya que él iba a ir con Cirio; quien finalmente no asistió. Piccirillo la habría excusado diciendo que su ausencia se debía a que se sentía mal.
Al finalizar la cena, el acusado se fue por su cuenta y cuando Hauque y Aquino salieron del estacionamiento fueron interceptados por un control policial, donde los oficiales le encontraron el estupefaciente y los detuvieron. Lo ocurrido quedó captado por una cámara de seguridad ubicada en la zona, que ayudó a la reconstrucción del hecho. Además, en la investigación que lleva adelante el fiscal Franco Picardi, se analizó el entrecruzamiento de teléfonos y llamadas de los implicados y los dichos de un imputado colaborador.
FP/EM