El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó fuertes declaraciones este martes 3 de junio, al apuntar contra Israel y Estados Unidos. El mandatario primero le reprochó a Israel su “victimismo” a la hora de enfrentar las fuertes críticas que recibe por el “genocidio” que comete contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza, donde más de 54.500 personas han muerto en los últimos dos años y medio.
"Hace falta parar ya con ese victimismo. Lo que está pasando en la Franja de Gaza es un genocidio", declaró Lula, respondiendo a una carta de la Embajada de Israel en Brasil que, si bien no especificaba nombres, acusaba a líderes internacionales de “comprar las mentiras” del grupo terrorista Hamas. Esto ocurrió luego de que Da Silva participara, este fin de semana, en un acto donde dijo que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, perpetraba un “genocidio” contra los palestinos solo por “venganza".

Luego agregó que lo que sucede “no es una guerra, sino un ejército matando a mujeres y niños. Un presidente de la república no responde a una embajada. El presidente se reafirma en lo que dice. Israel debería tener sentido común y humanismo. Se comportan como si el pueblo palestino fueran ciudadanos de segunda clase”.
El cuestionamiento de Lula a Estados Unidos
Lula consideró “inisible” la amenaza de EE.UU. de imponer sanciones contra Alexandre de Moraes, juez del Tribunal Supremo brasileño y relator del caso por el golpe de Estado a principios de 2023: "Es inisible que el presidente de cualquier país del mundo opine sobre la decisión del Tribunal Supremo de otro país. Creo que Estados Unidos solo tiene que comprender que el respeto a la integridad de las instituciones de otros países es muy importante”.
El mandatario reconoció que, por ahora, su Gobierno solo tiene conocimiento de declaraciones hechas por las autoridades estadounidenses, pero no de medidas concretas, sin embargo, lanzó una severa advertencia: “Brasil defenderá no solo a su ministro, sino también al Tribunal Supremo”.

El conflicto comenzó cuando el secretario de Estado de Norteamérica, Marco Rubio, anunció la semana pasada que Washington prohibiría la entrada al país de las personas que sean “cómplices de la censura contra estadounidenses, sea en América Latina, en Europa o en cualquier otro lugar”. Esta decisión fue recibida como una amenaza contra De Moraes, después de que el jefe de la diplomacia estadounidense confirmara que hay “una alta posibilidad” de que el juez sea sancionado si pisa territorio estadounidense.
El magistrado había comenzado solo dos días antes una investigación contra el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente Jair Bolsonaro, por los delitos de atentado a la soberanía de Brasil, coacción durante un proceso en curso y obstrucción a las investigaciones. El legislador solicitó en marzo de este año una excedencia de 122 días y se instaló en Estados Unidos, donde, según el Ministerio Público brasileño, estaría haciendo lobby para que Washington imponga fuertes sanciones contra el juez brasileño para “coaccionar” al Tribunal Supremo.
El próximo lunes 9 de junio, Jair Bolsonaro y otros siete acusados deberán presentarse ante el más alto tribunal brasileño por el intento de golpe de Estado contra el presidente Lula.
HM/ML