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CóRDOBA
EL RECUERDO DEL MAESTRO

Luis Adolfo Galván: “Extraño mucho jugar a la pelota”

El exdefensor, campeón del mundo en 1978 e ídolo de Talleres, falleció esta semana a los 77 años. En Perfil Córdoba lo recordamos con la historia de una entrevista que nunca fue publicada por la revista El Gráfico, debido a su cierre. En esa charla, contó sobre su infancia, sus mundiales, sus alegrías y tristezas. “Ser campeón del mundo es lo máximo”, recordó en esa nota que quedó en las gateras.

Luis Galván El Gráfico
LA NOTA QUE NO FUE. En febrero de 2018 la entrevista con Luis Adolfo Galván estaba maquetada y plantada. Pero horas después, la histórica revista El Gráfico cerró a poco de cumplir cien años de trayectoria. | .

“Se lo observa caminar con camisa a cuadros, bermuda azul y zapatillas deportivas. Su andar es lento, pero firme. Va por la peatonal de Córdoba y dobla por La Cañada rumbo a la avenida Duarte Quirós. Pasan algunos adolescentes a su lado, un hombre que peina canas lo mira y parece reconocerlo, pero no le dice nada. Él sigue caminando, siempre buscando la sombra. Caminar entre ese océano de rostros desconocidos como si fuera uno más le hace bien. Hasta que alguien se da cuenta y lo saluda. El hombre le sonríe y sigue. Entra a un quiosco, compra un par de cosas, las guarda en una bolsa y enfila hasta su hogar. Ha tenido un día largo, como casi todos los días de la semana. Porque a pesar de estar por cumplir 70 años no cesa con las actividades. Al llegar a su casa, apenas abre la puerta y entra al comedor, una tapa de El Gráfico decora la pared. En la misma, aparece junto al Tolo Gallego, saltando a cabecear con la camiseta de la Selección. Sobre la mesa hay una pelota de fútbol que es un reconocimiento. Un homenaje. Porque ese hombre de pelo grisáceo y sonrisa sincera, que camina todos los días por el centro de Córdoba y recibe alguna que otra muestra de cariño de desconocidos, es nada más y nada menos que Luis Adolfo Galván”.

Así arrancaba, en febrero de 2018, una entrevista a Galván en la legendaria revista El Gráfico. Pero la nota nunca fue publicada. Horas después de ser maquetada y plantada, llegó el inesperado anuncio de que la revista –que estaba por cumplir 100 años– cerraba sus puertas. Esa nota iba a llevar la firma de este cronista. Cuando el pasado lunes se conoció la noticia del fallecimiento del exdefensor de Talleres y del seleccionado nacional campeón del mundo en 1978, la historia de esa nota que no vio la luz saltó a la palestra y en Perfil Córdoba se optó por recordarla, porque esa entrevista ponía en valor las virtudes de un tipo que provocó sentidas nostalgias en los últimos días.

Luis Adolfo Galván, el adiós a una leyenda de Talleres y del fútbol nacional

Ya el origen de la nota marca cómo era Galván. Para ir a hablar con él para un reportaje hubo que hacer como se hacía antes: ir directamente a golpear la puerta de la casa. Y así fue en un atardecer de un verano cordobés. Él abrió la puerta, se le explicó que la idea era hacer una nota y con la amabilidad que lo caracterizaba comenzó una larga charla, de casi dos horas, que pasó por diversos temas, con recuerdos y varias anécdotas.

Le apasionaba hablar de fútbol y recordar aquellos tiempos de futbolista. En su hogar había una sala que era una maravilla para cualquier futbolero: cuadros de su época de jugador, premios por doquier, homenajes y trofeos, muchos trofeos, entre los que se destacaba una réplica de la Copa del Mundo; y entre esas copas, había dibujitos hechos a mano por sus nietos.

En esa charla, el ‘Maestro’ –como se lo conocía por ser docente, por su don de buena gente y por su calidad para defender–, contó cómo fue pasar de perder la histórica final ante Independiente a ser campeón del mundo en el mismo año. “Después de perder la final con Independiente nos dieron vacaciones y yo me fui a mi casa, a Santiago del Estero, porque acá en Córdoba no se podía estar. Todo el mundo te pedía explicaciones de cómo podía ser que no le hubiéramos ganado a un equipo con ocho jugadores. Toda la ciudad estaba triste. Fue duro para el interior, porque mucha gente quería que ganara Talleres. Fue un golpe muy duro. Yo no podía salir de mi casa, estuve cuatro días encerrado hasta que agarré el auto y me fui a Santiago. Entonces, el hecho de que al mes me convocaran a la Selección, en el primer partido fuera titular y a los meses saliéramos campeones del mundo, era como un cambio de emociones tremendas. Ese ‘78 fue de muchas sensaciones: buenas, malas y después muy buenas. Ser campeón del mundo no tiene precio, pero justo al poco tiempo de un golpe tan duro que sufrimos con Talleres”, contó. Y luego exclamó: “Ser campeón del mundo es lo máximo”.

En aquella oportunidad, también se manifestó sobre quienes relacionan el título del ‘78 con los militares. “Nosotros no andábamos con el fusil, lo que hacíamos era entrenar y jugar al fútbol... A mí me duele que nos quieran relacionar y que digan que al ganar colaboramos. ¿Cómo se explica el tiro en el palo del holandés Rensebrik? Hay cosas que no se entienden”.

Sus orígenes. También narró sobre su infancia en Fernández, Santiago del Estero. “Diez hermanos tuve, algunos hoy ya no están. Mis viejos tampoco están. Mi viejo trabajaba en Vialidad Nacional, hacia perforaciones donde no había agua. Y nos teníamos que trasladar a donde ellos armaban los campamentos. Como podíamos íbamos al colegio, mis hermanos más grandes ayudaban y trabajaban y con eso comíamos. No nos cagamos de hambre, pero era una lucha. Calculá, criar 11 hijos...”, recordó, al tiempo que agregó: “Y todos salimos buenos jugadores de fútbol. La diferencia es que yo me pude mostrar. Uno de los del medio, ‘el Raúl’, jugaba muy bien. Era volante. Dicen que mi viejo también era bueno, pero nosotros no lo pudimos ver jugando al fútbol. Nosotros jugábamos al fútbol todo el día, pero escuchamos lo que decían nuestros padres de que había que estudiar y todos terminamos el primario y otros pudimos también hacer el secundario”, contó.

Luis, que era uno de los más chicos de los hermanos no sólo estudió, sino que fue docente antes de ser futbolista. Dio clases en una escuela del interior de Santiago del Estero, donde para llegar tenía que trasladarse en gran parte del trayecto en un ‘sulqui’.

En ese extenso diálogo rememoró su primer clásico Talleres-Belgrano, que fue en un partido de Reserva, pero había tanta gente en la cancha que lo llevó a decir: “Esto es para mí, es lo que quiero”. Cuando nos despedimos, me apretó fuerte la mano, y agradeció por la charla, por los recuerdos. Y confesó: “Extraño mucho jugar a la pelota, pero ya no puedo. Me gustaría mucho jugar un rato al fútbol”.
Adiós, maestro.

Galvan

LEYENDA
Una rápida reseña de Luis Adolfo Galván dirá que fue el futbolista que más veces vistió la camiseta de Talleres y lo hizo durante la época dorada del club, pero por sobre todas las cosas se referirá a que en 1978 se consagró campeón del mundo con la Selección nacional; y también esa breve referencia podrá exponer que esa final en el Monumental ante Holanda fue una de las figuras con una actuación que le valió la calificación de 10 en las distintas crónicas.

El equipo femenino de Talleres homenajeó a Luis Galván