En su tradicional repaso semanal con Canal E de los indicadores económicos, Ramiro Tosi puso el foco en el trasfondo estructural de la crisis argentina y sus posibles salidas.
Blanqueo de dólares: entre la oportunidad y la duda
“Estas medidas avanzan en una dirección positiva, como elevar ciertos límites que debían actualizarse”, sostuvo el entrevistado sobre la nueva normativa que facilita la exteriorización de divisas y reduce la carga istrativa en operaciones comerciales.
Aun así, advirtió que la medida tiene un efecto limitado si no está acompañada por un entorno de mayor credibilidad. “Lo que importa, al final del día, es la confianza del argentino promedio en el sistema financiero y en las políticas del Gobierno”, enfatizó el economista.
Recordó que en 2017-2018, el blanqueo impulsado por la gestión de Mauricio Macri recaudó seis veces más que el actual, “y sin embargo, esos 130 mil millones de dólares no se quedaron en el país”.
Una economía que necesita dólares, pero no los genera
Tosi apuntó al verdadero problema estructural: la escasa generación de divisas. “Argentina no genera suficientes dólares por la vía de exportaciones para cubrir tanto las importaciones como el ahorro en dólares”, explicó.
A diferencia de otras economías, la falta de una moneda confiable convierte al país en un sistema bimonetario, donde el dólar cumple funciones clave. “Como no tenemos una reserva de valor confiable, el argentino ahorra en dólares y eso genera una presión constante sobre la economía”, añadió.
Blanqueo, emisión o deuda: el eterno dilema argentino
Al ser consultado por la combinación de blanqueo, préstamos internacionales y control del gasto, Tosi señaló que “ninguna de estas herramientas por sí sola resuelve los desequilibrios de fondo si no hay credibilidad institucional y consistencia en la política económica”.
También reconoció el alto nivel de consumo de divisas en el país. “Como sociedad, consumimos más dólares que otros países de la región; el problema no es gastar, sino no poder generar lo que se gasta”, analizó.
Una señal de alerta en la actividad económica
Uno de los datos que más preocupó al analista fue la contracción de la actividad económica medida por el EMAE. “Por primera vez desde abril del año pasado cayó mes contra mes, y eso pone una pausa en la recuperación”, explicó.
Atribuyó este freno a la incertidumbre cambiaria previa al acuerdo con el FMI y a la pérdida de reservas del Banco Central en marzo.
Importaciones crecientes y reservas en descenso
El informe también reflejó un cambio en la balanza comercial. “Tuvimos una balanza positiva de apenas 200 millones de dólares, pero cuando se suman los servicios, el número es peor”, advirtió Tosi.
Explicó que el “dólar barato” impulsó el adelantamiento de consumos externos por parte de empresas y particulares. “La gente percibe que este tipo de cambio es bajo y adelanta importaciones o compras personales desde el exterior”, siguió.
Superávit comercial: ¿realidad o ilusión contable?
Tosi también hizo una aclaración metodológica importante. “Hay una diferencia entre los datos devengados y los cobrados: puede anotarse un superávit en los registros, pero si no se efectiviza el cobro en divisas, no impacta en las reservas”, explicó.
El economista anticipó que la próxima semana se conocerá el balance cambiario del Banco Central, que sí refleja el flujo efectivo de dólares. “Ahí vamos a ver si lo que se registró en la balanza comercial se tradujo en dólares reales o no”.