En diálogo con Canal E, el economista Fran Martinelli analizó el uso del Bonte 2030 como herramienta para cumplir metas con el Fondo Monetario Internacional, postergar compromisos y atraer dólares sin intervención directa en el mercado de cambios.
Bonte 2030: una jugada para cumplir con el FMI
“No es una renovación de vencimientos, es una estrategia para cumplir metas con el Fondo”, explicó el entrevistado. Argentina recibió el 60% del préstamo acordado con el FMI, pero para acceder a los desembolsos restantes, debe cumplir con pautas estrictas, como acumular reservas.
“Desde la unificación cambiaria, el Banco Central no compró un solo dólar en el mercado”, señaló Martinelli, por lo que el Gobierno solicitó postergar la meta de reservas fijada para el 13 de junio.
Deuda en pesos, dólares especulativos
La clave está en una licitación reciente con el Bonte 2030, una reedición de los “botes” de la gestión Macri, que permite que “extranjeros compren deuda en pesos trayendo dólares”. Esta maniobra esquiva el mercado libre de cambios y sirve para engrosar reservas, aunque con un alto costo.
“El bono paga una tasa del 32% anual”, advirtió, y aclaró que el objetivo de esos inversores “no es ganar en pesos, sino maximizar la rentabilidad en dólares”.
Especulación, no confianza
Consultado sobre si esta estrategia refleja una mejora en la percepción sobre la economía argentina, Martinelli fue tajante: “No son inversores, son especuladores”, subrayó. Lo que buscan es aprovechar la estabilidad cambiaria para hacer “carry trade” y retirarse con ganancias en dólares.
“La preocupación es cuánto pueden sacar de rentabilidad, no si confían en el país”, afirmó.
Además, se introdujo una cláusula adicional: “En mayo de 2027 los tenedores pueden pedir el rescate total o parcial del bono”, lo que refuerza la idea de que “la salida siempre está prevista”.
Flexibilización total para los capitales especulativos
Martinelli advirtió que recientemente el Banco Central modificó las condiciones para el ingreso de divisas por parte de no residentes: “Ahora pueden entrar al mercado libre de cambios sin esperar ni un día”, siempre que la inversión sea en instrumentos con duración mayor a 180 días.
“Antes había que dejar los dólares seis meses, eso ya no corre”, explicó. El Bonte 2030, con vencimiento superior a 180 días, se convierte así en un vehículo ideal para capitales que buscan alta rentabilidad con salida rápida.
Para el economista, esta estrategia “sirve para ganar tiempo y evitar incumplimientos con el FMI”, pero no soluciona los problemas estructurales.
“Van a seguir usando este mecanismo en las próximas licitaciones”, anticipó. Y aunque puede reforzar las reservas en el corto plazo, el costo financiero y la falta de compromiso de los capitales que ingresan generan dudas sobre la sostenibilidad del modelo.