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Marangoni: “La democracia no está en peligro, pero sí hay una ciudadanía cada vez más indiferente”

El analista político, Gustavo Marangoni, analizó la baja participación electoral y el creciente desencanto ciudadano, alertando sobre el avance del escepticismo en la política argentina.

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Elecciones | Cedoc/Perfil

La desafección política y el ausentismo electoral fueron los ejes del diálogo del analista político, Gustavo Marangoni con Canal E, quien advirtió sobre un escenario de creciente desconexión entre dirigentes y ciudadanía.

Desencuentro entre la política y la gente

Habría que ver si los temas están fuera de la agenda de los políticos o si la gente ya no les cree”, planteó el entrevistado en el inicio de su análisis. Según el politólogo, los dirigentes intentan hablar de pobreza, seguridad o jubilaciones, pero “la sociedad no encuentra verosímil ese abordaje”.

A su juicio, esto explica parte del desapego electoral: “El desencanto viene por la veracidad del discurso, no por los temas en sí”.

Ausentismo: entre la apatía y la desconfianza

La baja participación electoral en distintas provincias encendió alarmas. Marangoni fue categórico: “Cuando un 25 o 30% del padrón no vota, probablemente esté diciendo ‘da igual, mi vida no va a cambiar’”.

Citó los comicios de Santa Fe, San Luis, Salta, Jujuy, Chaco y la Ciudad de Buenos Aires, con una participación que apenas superó el 50% en promedio. “Seis golondrinas sí hacen verano”, ironizó. Afirmó que si esta tendencia se confirma en las elecciones de Buenos Aires y octubre, “habrá que repensar seriamente el modo en que se conecta la política con la ciudadanía”.

La indiferencia, peor que el odio

Para Marangoni, el problema central no es la bronca, sino la apatía. “Hay algo peor que el odio, que es la indiferencia”, señaló. Y advirtió que esta reacción implica un nivel de desconexión alarmante: “Quienes odian algo al menos muestran interés; los indiferentes ya no esperan nada”.

Este tipo de respuesta emocional representa, según el experto, un deterioro profundo en el vínculo entre representantes y representados.

El riesgo del discurso antipolítico

Marangoni criticó duramente el uso del lenguaje antipolítico, incluso desde los propios actores del sistema. “Es un autoatentado: es como si los médicos dijeran que la medicina no sirve”, expresó.

Señaló que en su afán por conectar con una ciudadanía insatisfecha, muchos políticos terminan validando la desconfianza que buscan revertir. “La antipolítica puede sembrar escepticismo sobre la democracia, aunque no creo que esté en peligro”, aclaró.

Democracia fatigada: más allá del voto

La preocupación, explicó, no radica en el riesgo institucional directo, sino en la erosión del compromiso ciudadano: “La democracia no es sólo el voto: también es alternancia, división de poderes, competencia y credibilidad en las instituciones”.

Marangoni agregó que, en Argentina, “la estanflación crónica, la desigualdad persistente y la pérdida del poder adquisitivo generan escepticismo respecto al cambio”. Este escepticismo, según el politólogo, podría debilitar la capacidad regenerativa que necesita toda democracia.

Una señal de alarma, no una sentencia

Aunque evitó caer en el alarmismo, Marangoni dejó en claro que los datos deben ser tomados en serio: “Ponerle el rótulo de ‘peligro’ a la democracia puede ser exagerado, pero lo que está pasando es un llamado de atención”.

Para finalizar, el entrevistado agregó: “La democracia supone un encantamiento, una renovación de las promesas; pero hoy hay una parte del padrón que no se conmueve con ninguna”.